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—¡¿Por que mierda me hablan con urgencia un día así?! —refunfuñe enfadada caminando por los pasillos de las alcantarillas, cada paso marcado que daba representaba que tan molesta estaba. Hayden había llamado hace menos de cinco minutos, necesitando de mi presencia—. ¡Estaba haciéndole compañía a mi padre, que por cierto acabó de recuperar! ¡Así que más vale que esto sea de suma importancia!

Frente a unos cuantos metros se encontraba Hayden, esperándome en una orilla. Lucia preocupada observando a una parte de la cual yo no tenia visión, pues desde mi posición la pared lo cubría.

—No quise molestar, pero... —la interrumpí.

—Pues lo hiciste. ¿Que quieres? Necesito regresar —crucé mis brazos a la altura de mi pecho, esperando respuesta alguna, más solo la pelinegra señaló a su costado derecho. Resoplé acercándome con pesadez para situarme a su lado.

—El señor Dunbar requiere más ayuda para controlar a...ese chico problemático, ó si no lo enviara devuelta al suelo —explicó el señor Douglas aferrándose a un aterfacto entre brazos, al verlo allí presente emití un gruñido alto desde el interior de mi garganta.

Este mismo gruñido causó que los jadeos e gruñidos de pelea cesaran.

Busque con la mirada al beta de Scott McCall dispuesta a golpearlo. Siento lobo hace unos cuantos meses, ¿se atrevió a contarle todo lo que somos a un desconocido? Incluso Hayden me decepcionaba ahora. En lugar de enfocarme en el ojiazul, mi mirada se enfocó en el chico que lo tenía acorralado contra la pared, mismo que parecía querer asesinar todo aquel que se moviera.

   —El señor Dunbar requiere más ayuda para controlar a...ese chico problemático, ó si no lo enviara devuelta al suelo...

Devuelta al suelo.

Oh, por dios.

Si lo sumaba a las emociones que me azotaron el día anterior, en cualquier momento podría morir de un paro cardíaco.

—¿Theo? —el mencionado me miró ante el llamado, y con una simple mirada sentí el como remolineó cosas en mi interior.

Su rostro demostraba estar con algo de suciedad, su cabello castaño estaba más largo, las prendas que usaba —mismas que utilizaba la última vez que lo vi—, lucían igual llenas de tierra. A simple vista no estaba tan cambiando, pero el temor que reflejaban sus ojos me decía todo.

¿Exactamente que pesadilla tuvo que vivir abajo?

—¿Kenz? —sonreí a lo grande por aquel apodo, que tenía tanto sin escucharlo. El de ojos avellana sin lanzarle alguna sola mirada a Liam, lo empujó bruscamente al suelo dando leves pasos en mi dirección, y yo caracterizada por dejarme llevar por impulsos, corrí hacia el; rodeando su torso entre mis brazos. Bese su mejilla ignorando la tierra que reposaba en ella.

—Si tendría que contarte las veces que intente obtener esa espada, no terminaría —susurre llevando una mano a su rostro, limpiando con delicadeza la punta de su nariz. Lo mire a los ojos, dándome cuenta que los suyos escaneaban lentamente partes de mi rostro, de momento a otro el chico con ambas manos me tomó de las mejillas plantando con firmeza sus labios sobre los míos.

Quede inmóvil sintiendo como sus labios buscaban los míos de forma desesperada, por lo que terminé correspondiendo un poco aturdida. Bajo sus manos hasta tomarme de la cintura y pegarme más a su anatomía. Ambos olvidándonos por completo de las otras tres presencias.

—Y creí que de los dos, la impulsiva era yo —con mi comentario, Theo rio levemente siendo la primera risa desde que salió del agujero.

—Kenzie, ¿tu fuiste quien robó de la casa de los Yukimura hace unas semanas? —cuestionó mi amiga pelinegra arruinando el momento, claro que después cobraré venganza. Di media vuelta aun entre los brazos de mi novio.

𝗧𝗵𝗲 𝗿𝗲𝗳𝗹𝗲𝗰𝘁𝗶𝗼𝗻 𝗼𝗳 𝗽𝗲𝘁𝗲𝗿 |TEEN WOLF Donde viven las historias. Descúbrelo ahora