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Desperté por el sonido de alarma que marcaba cerca de las siete. Si no andaba tan perdida, era sábado. Justo el día que elegí en ir a la bóveda, el motivo de este, curiosidad, no se capaz y que encuentro algo que tenga que ver con mi madre u información sobre mi familia.

Me retire la sábanas sobre mi para levantarme de la cama, me dirigí al baño para darme una ducha.

Mientras lo hacía, nadie toqueteó la puerta diciendo que era su turno y llegaba tarde a clases. Eso era lo que Lexa llevaba haciendo desde que dormía aquí, dormía en tiempo pasado. Ayer llegó muy rara de con su encuentro con Stiles y Lydia, empacó todo en su maleta diciendo que ya les habían dado la casa a sus padres, que no necesitaba estar más aquí, que tenía que tener mi espacio.

Al terminar de ducharme, salí del baño con una toalla envuelta, me adentré de nuevo a mi habitación. Detuve el paso frente al armario para elegir lo que me pondría hoy. Una blusa de manga larga gris de botones, un jean negro, tenis blanco, mi cabello solo lo cepille dejándolo suelto.

Tome una mochila con esta me dirigí al piso de abajo, en la parte donde estaba la cocina metí unas cuantas cosas para comer en mi estadía de la bóveda. En uno de los bolsillos introduje también mi teléfono, audífonos, cargador y llaves. Salí del loft dejándolo abandonado, Derek estaba con Breaden en el hospital y papá había salido desde ayer por la noche.

Al llegar a la preparatoria, fuera de esta visualice a muy pocos alumnos adentrarse al edificio con mochilas. Estaba confundida, se suponía que no había clases los sábados.

Ignorando aquello, me encamine al letrero de la escuela, procurando que nadie me viera hice los mismos pasos que Derek joven hizo la vez pasado. Al hacerlo una pequeña parte del césped desapareció dejando a la vista las escaleras, con un poco de miedo las baje. No me agradaban los lugares oscuros.



Había perdido la cuenta sobre cuánto tiempo llevaba aquí abajo, la razón de eso es que me había distraído con varias cosas interesantes; plantas extrañas, reliquias inclusive retratos. Uno de estos había llamado por completo mi atención, era una foto de un lobo pequeño, era blanco con ojos ámbar, sabía que se trataba de un Beta por cómo brillaban estos.

Fruncí el ceño al escuchar la música detenerse, si no la tenía me iba aburrir. Me acerqué al teléfono, en la pantalla marcaba que no tenía señal, esto si que era extraño.

Guarde de nuevo las cosas en la mochila lista para marcharme, pero el ver desaparecer una parte de la pared me sobresalto. Scott, Malia, Stiles y Kira estaban frente a mi observándome con confusión.

—¡¿Que hacen aquí?!

—¿Que haces tu aquí? —me corto Malia, sin usar su tono amenazante.

—Es la bóveda de mi familia, revisaba unas cosas —me encogí de hombros—. Hace rato que llegue habían personas afuera. ¿Hay clases los sábados?

—No —negó Stiles—. Hoy era nuestro examen para la universidad.

—¿Y no deberían estar haciéndolo? —inquiri alzando una ceja.

—Hay un virus, causa que a ustedes les cueste controlarse —se refirió a la parte sobrenatural.





Me mantenía sentada aún lado de Stiles ambos teníamos a Malia encima de nosotros recostada, Kira observaba los botes con las plantas que estaban en las repisas y Scott, este estaba sentado frente a nosotros pero algo lejos.

Mi cabeza la recargada contra la mesa que se encontraba detrás mío. Trataba de dormir, por algún motivo empezaba a sudar exageradamente.

—Aquí es donde todo comenzó, allí estaba el dinero —escuche a Stiles hablar—. Los millones de dólares en bono al portador.

—¿Como cambias al bono al portador a efectivo? —pregunto otra voz, Kira.

—En el banco creo —hizo una pausa—. Lo dejaron aquí por años acumulando polvo, saben los bonos a portador ya no existen.

—¿Eso importa?

—¿Sabes cuantos problemas solucionaría ese dinero? —suspiro el chico.

—¿A ti?

—A mi papá y a mi, los pagos de los estudios médicos lo están ahorcando —sonaba triste.

—Mamá hace algo. Escribe todas las cosas del presupuesto, cuánto cuestan y luego cuando lo suma sabe cuánto tiempo tenemos...hasta perdamos la casa —hice una mueca al escuchar a Scott.

Minutos después guardaron silencio, lo único que  se escuchaba eran nuestras respiraciones. Un cosquilleo en las uñas, causaron que abriera los ojos mire mis dedos, en estos vi las garras por fuera, traté de meterlas pero no podía.

Solo significaba que yo también tenía el virus.

𝗧𝗵𝗲 𝗿𝗲𝗳𝗹𝗲𝗰𝘁𝗶𝗼𝗻 𝗼𝗳 𝗽𝗲𝘁𝗲𝗿 |TEEN WOLF Donde viven las historias. Descúbrelo ahora