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Leer nota la nota al final.



Una ligera presión en mi mejilla me hizo arrugar la nariz. Abrí un ojo al sentir la misma presión ahora en la punta de mi nariz, el rostro de Theo fue lo primero que mi visión observó, parpadee simultáneamente acostumbrándome a la poca luz que había en el lugar. Un casto beso sobre la comisuras de mis labios fue su saludo oficial, tome la mano de mi chico cuando esté me la ofreció para ayudar a enderezarme en la dura banca.

Experimentar ser un prisionero no me agrado en absoluto.

—Buenos días —murmure tallando mi ojo con el torso de mi mano libre, después sacudí la cabeza intentando quitar el resto de sueño, una costumbre que se volvió propia desde infante.

—Toma, es de las cosas que dejó Mason —me tendió un emparedado junto a un jugo de naranja en caja. Sonreí con tristeza recodando el día anterior, más que nada en la parte donde escuche a mi amigo moreno y pelinegra exigirle a Liam que corriera, los jinetes los habían desaparecido minutos después que supieran la historia del señor Douglas.

   —No sé cuánto tiempo tardaremos, pero por si acaso... —abrí los ojos para mirar a Mason del otro lado de la reja, traspasaba con dificultad entre los barrotes una mochila junto a una manta. Se había molestado en traerme lo necesario para pasar la noche—. Adentro también está el repuesto de cargador y audífonos, se que te aburres sin escuchar música. Y si es que vienen los oficiales... esconde las envolturas de chocolate, las agarre de un cajón del cual no tengo ni idea quien es el dueño.

   —Gracias señor Intenso —agradecí usando su apodo con una sonrisa, observando la figura del chico alejarse con sus amigos siguiéndoles el paso .

Esas fueron las últimas palabras que intercambié con el moreno antes de la desgracia.

—¿Tu comiste? —asintió. Acerque mi rostro al suyo hasta que nuestras narices rozaran, si parpadeaba estando así de cerca mentía, había descubierto ese detalle hace tiempo. Y al no verlo parpadear en ningún momento, me aleje para degustar de mi desayuno.

—Creías que mentía —acusó llevándose una mano al pecho, haciéndose el ofendido. Como respuesta asentí masticando la comida en mi boca. Theo rio por lo bajo negando levemente, llevó su mano a mi cabello alejando uno que otro mecho que invadía parte de mi rostro, todo para que pudiera comer con comodidad.

Nos sumimos bajo un silencio para nada incómodo, no me hablaba por si es que otra vez al querer seguir conversando me ahogara con la comida.

Si, un camarón estuvo apunto de quitarme la vida hace meses.

Le obligue olvidar tal recuerdo vergonzoso.

¿Como sería posible que un simple camarón terminara con lo que el berserker no pudo?

Inmediatamente subimos la guardia al captar pasos e voces acercarse con rapidez a la habitación, deje mi emparedado de lado colocándome al lado de mi pareja, listos para defendernos como podamos. Solo esperaba que no fuera el señor Douglas.

Casi deje escapar un suspiro de alivio al ver ingresar al sheriff Stilinski en compañía del beta de McCall.

Muy buena hora para acordarse de nosotros.

—Se han ido.

—...eso no es posible. Eso... —se levantó dejando la radio de lado, su rostro reflejaba que estaba consternado—. No pueden haberse llevado a todos —dijo sin comprender del todo el oficial hacia el ojiazul que se mantenía cerca de el en todo momento.

𝗧𝗵𝗲 𝗿𝗲𝗳𝗹𝗲𝗰𝘁𝗶𝗼𝗻 𝗼𝗳 𝗽𝗲𝘁𝗲𝗿 |TEEN WOLF Donde viven las historias. Descúbrelo ahora