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—¿Schrader? Dime que por lo menos lo mataste —pedí esperando una afirmación de su parte, pero Theo solo se quedó en silencio. Hace tan solo una hora fui llamada por el Sheriff Stilinski, notificándome que el chico que tanto me tenía preocupada y que por poco pongo una denuncia de desaparición, estaba aislado en una de las celdas de la comisaría. Lo había arrestado esta mañana junto a otros dos más por un presunto homicidio—. ¿Herirlo de gravedad? Tipo Dobby.

—Lo deje electrocutándose con un baño incluido —se encogió de hombros, plantando un beso en mi cabeza antes de atender lo que le pedía el oficial de firmar para que fuera libre de sospecha, al parecer minutos antes de mi llegada de alguna manera había hecho que los dos miembros de la ex-manada de Satomi confesaran que ellos solos habían asesinado a dos personas.

—Parrish —le nombré apoyándome en el mostrador—. Que sorpresa verte, hace mucho que no te veo —hablé intentando crear conversación mientras mi novio rellenaba una hoja con su información, de pie a mi costado derecho.

—Mackenzie te acabo de ver ayer, exactamente aquí mismo cuando pediste una orden de búsqueda —encaro con su habitual porte cortes.

—Oh, es cierto —Theo rio sin despejar el bolígrafo de la hoja—. Pero ves que tenía razón, lo tenían los cazadores. ¿Debería elegir la misma carrera que Stiles? Tal vez resuelva innumerables casos.

—Si contamos con tu lealtad hacia el pueblo terminarías siendo mi compañera, así que no, gracias —una mueca ofendida no tardó en colarse en mi rostro—. ¿Que pasa? —inquirió al verme tomar una expresión neutra de momento a otro, Reaken dejó de hacer lo que estaba haciendo para mirarme igual de confundido. A mi sensible audición habían llegado diferentes motores de auto, pequeños murmullos y metales chocar entre sí, una cantidad no exacta de personas se estacionaban frente a la comisaría.

—¿No escuchan eso? —mi mirada paro en la puerta, grandes luces blancas no tardaron en reflejarse a través de los vidrios, pero no solo de la puerta, si no de todas las ventanas.

—Aléjense de las ventanas. Guarden sus armas —ordenó el único Stilinski en el pueblo, se dirigía a todo aquel oficial que se había puesto en posición de ataque. Había visto todo desde su oficina, donde aguardaba una parte de la manada.

—Sabía que iban a dar aquí —murmuro mi pareja dejando de lado la hoja que debía rellenar, ambos vimos como el alguacil intercambiaba palabras con su mano derecha para seguido salir de la estación totalmente desarmado—. Ven, vamos con Scott —me tomó de la mano jalándome levemente hasta donde la oficina principal, mordisquee mi labio inferior ansiosamente.

Había un grupo de cazadores afuera.

Esperando por nosotros.

—...no el de nosotros —al no haber escuchado la conversación de adentro, no entendí a lo que había respondido Theo, solo ingrese a la pequeña habitación detrás de él.

—¿Quieres que lo mate? —inquirió Liam dando un par de pasos hacia nosotros, su irritación se hizo presente al ver al de ojos avellanas.

—No, mejor déjalo. ¿Podemos irnos, por favor? —ver a mi hermana mayor atemorizada incrementó el manojo de ansiedad en mi interior.

Malia nunca estaba asustada.

—También quiero irme de aquí —murmuré tratando de controlar el temblor que se hacía presente en mi mano izquierda.

—No iremos a ninguna parte. ¿No entienden? —habló una chica castaña, algo aislada de la manada. Era la misma chica que recibió un disparo por una policía que también era cazadora, si no fuera por la situación, me burlaría del hoyo en su cabeza—. Estamos atrapados. Tienen todas las ventanas y puertas cubiertas. Vamos a morir aquí.

𝗧𝗵𝗲 𝗿𝗲𝗳𝗹𝗲𝗰𝘁𝗶𝗼𝗻 𝗼𝗳 𝗽𝗲𝘁𝗲𝗿 |TEEN WOLF Donde viven las historias. Descúbrelo ahora