Ambos chicos se encontraban sentados en los columpios, debajo de la lluvia, sin nada con que cubrir sus cuerpos.
- ¿Hueles eso Mat?... Es simplemente maravilloso, ¿No lo crees?
- Kei... Hay cosas más maravillosas en el mundo que eso y para mí... Tú...
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Kei soltó un sonoro suspiro, llamando así la atención de él pelimorado, quién no lo volteo a ver aún, pero supuso que se había movido por el ruido que escuchó después.
— ¿Ya había hablado contigo respecto a golpear o intimidar a los alumnos, o me equivoco? — Mitsuya desprendía un aura intimidante en ese momento, porque a pesar de mantener el tono tranquilo de su voz tenía plasmada una mueca de disgusto en su rostro, causando un escalofrío a las pocas personas que se habían detenido a mirar la escena.
— Tal como lo veo, no entendiste nada de esa vez así que… — Dirigió su mirada a su derecha al notar la sombra que se había aparecido hace poco. — Hakkai, muéstrale lo que la Segunda División puede hacerle si esto sé repite.
No volvió a dirigirle la mirada al chico que se encontraba tirado en el piso frente a ellos, Takashi le dio la espalda en cuánto vio el cuerpo de Hakkai moverse para seguir sus órdenes.
— Aunque una última cosa… Si vuelves a tocar a algún estudiante conmigo presente, lo que Hakkai te haga serán meras caricias, así que espero que entiendas tu lección.
Kei había alzado la mirada unos minutos atrás, contemplando a su “salvador” o en su caso, una mancha morada que fácilmente podría confundir con uno de los Teletubbies en ese momento debido a su visión borrosa.
Rio ante su pensamiento tan fuera de lugar, aunque más de una risa sonó algo similar a un quejido.
La mancha morada se acercó a su rostro, lo suficiente para que logrará sentir su espacio personal invadido. Muy cerca.
— Oye, niño. — Mitsuya había creado una distancia prudente entre ambos rostros al ver que se encontraba bien, o relativamente bien en realidad. — ¿Qué haces metiéndote en problemas tu primer día de clases, niño nuevo?
— ¿Cómo sabes que soy alguien nuevo? — Kei murmuro mientras intentaba enfocar el rostro frente a él y en su cara aparecía algo parecido a una mueca por el apodo con el que lo llamo.
— ¿Bromeas, cierto? — Al no ver rastro de burla en su rostro, soltó un suspiro y se agachó hasta quedar a su altura nuevamente para facilitarle la tarea de ver su cara. — Todas las chicas han estado hablando respecto al chico nuevo que llego, varias dicen que eres guapo e interesante… Además el estilo de cabello que usas no es tan usual en la zona.
— Lo dice la persona que tiene el cabello color ¿Morado… O es blanco? — Restregó su muñeca contra su cara, mala idea, la retiró a los pocos segundos tras soltar un quejido. — Mi cabello solo tiene las puntas teñidas, no creo llamar mucho la atención con eso.
— Lo descubrirás una vez que tu cara deje de estar inflamada, por ahora, ven conmigo te curaré las heridas que tienes abiertas. — Takashi soltó una pequeña risa por su comentario, sin embargo, no le respondió nada más.
