Ambos chicos se encontraban sentados en los columpios, debajo de la lluvia, sin nada con que cubrir sus cuerpos.
- ¿Hueles eso Mat?... Es simplemente maravilloso, ¿No lo crees?
- Kei... Hay cosas más maravillosas en el mundo que eso y para mí... Tú...
Este capítulo no interfiere en la historia, quiero decir, es un capítulo extra, celebrando el cumpleaños de nuestro bello Manjiro.
No va a afectar para nada en la trama, solo un detalle permanecerá, que será el regalo de Mikey, eso es todo, espero que lo disfruten.
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Un grupo de 14 chicos se encontraban en la casa de la familia Sano, peleando por ver quién era el valiente para entrar y despertar al cumpleañero.
— ¡Que entré Kei!, ¡Él se lleva mejor con Mikey!
— ¡Mentira, todos sabemos que su favorito es Takemichi! — Se excusó mientras señalaba al rubio, además de esconderse detrás del pelinegro.
— Pero... ¡Pero, Draken es su mejor amigo!
— Ni en sueños, yo tengo que venir diario a despertarlo, está vez pasó.
— ¿De quién fue la idea? — Todos señalaron al bicolor sin dudarlo.
— Baji, sujeta sus piernas. — La voz de Hakkai se hizo presente, alertando de inmediato a Kei.
— ¿Qué?, Espera... ¿Para qué? — Comenzó a retroceder rápidamente, no logró mucho ya que chocó contra una pared. — Esperen, podemos resolver esto, no hay necesidad de hacer algo extraño.
— Smiley, brazo derecho. Takemichi, izquierdo. Baji, pierna izquierda. — Conforme el peliazul daba las órdenes los chicos las seguían al pie de la letra.
Así fue como llegamos a un Okumura siendo sujetado por cuatro personas, claro que, opuso resistencia y comenzó a moverse para intentar soltarse.
— ¡Fuyu!, ¡Ayúdame! — Gritó mientras dirigía su mirada al rubio, de inmediato fue esquivado, maldijo para sus adentros. — ¡Mitsu, tú eres razonable! — Nuevamente fue ignorando.
Draken abrió la puerta de la habitación, dentro se podía apreciar un pequeño bulto entre las cobijas, ese bulto era Mikey.
— A la cuenta de 3 lo lanzamos. — Susurró Baji a los otros tres chicos. — 1... 2... ¡3!
Kei no tuvo más opción que aceptar su destino, cerró los ojos esperando ser lanzado sobre la cama, lo que no se esperaba era que los cuatro chicos que cargaban con él tuvieran una pésima puntería.
Apenas tocó el borde de la cama Okumura se intentó sujetar de las sábanas, o más bien, de cualquier cosa, en ese momento poco le importaba despertar a Manjiro.
— ¡Idiotas! — El golpe en su espalda lo hizo quejarse y al mismo tiempo despertó a Mikey.
Porque sí, lo habían lanzado con intenciones de caer sobre el rubio, pero Kei terminó en el suelo con un par de sábanas sobre él.
— ¿Qué? — Sano se asomó por el borde de la cama para mirar a la persona que había caído, se encontró con una sonrisa nerviosa de parte del bicolor.
