Ambos chicos se encontraban sentados en los columpios, debajo de la lluvia, sin nada con que cubrir sus cuerpos.
- ¿Hueles eso Mat?... Es simplemente maravilloso, ¿No lo crees?
- Kei... Hay cosas más maravillosas en el mundo que eso y para mí... Tú...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Oscuridad.
Kei tenía una relación de amor-odio con la oscuridad, le recordaba a la soledad y a su vez le daba paz.
Le hacía rememorar momentos de su vida de los cuales no se sentía para nada orgulloso y al mismo tiempo a la persona que juró proteger años atrás.
Su único arrepentimiento en ese entonces fue no haber cumplido su promesa, no pudo proteger a la persona que más quería.
“Protege a tu familia Kei, hazlo por mí... Y sé feliz, enamórate, ríe, llora, disfruta de tu vida... Yo estaré cuidándote aun cuando no me encuentre contigo... Cuida de papá y no te descuides a ti... Vive hermano.”
⫘⫘⫘⫘⫘⫘⫘⫘⫘⫘⫘⫘⫘⫘⫘
Despertó escuchando un pitido en su oído izquierdo.
Abrió los ojos exaltado, no recordaba que había pasado después de que se desmayará, los recuerdos repentinos le dieron dolor de cabeza y ahora que sabía que sus amigos pertenecían a una pandilla temía por su seguridad, por la de él y la de los chicos.
Su cuerpo reaccionó por instinto y se enderezó en segundos, para su mala suerte alguien desconocido en ese momento estaba limpiando los cortes de su rostro y como resultado de su repentina acción ambas cabezas chocaron.
El sonido del impacto llamó la atención de las personas que se encontraban buscando algunas cosas por la casa, claro que sin irrumpir la privacidad del dueño que hasta hace unos segundos estaba descansando.
— Pero... ¿Qué rayos pasó? — Lo primero que vio con claridad fue una mueca de dolor en el rostro de Mitsuya, persona a la cual había golpeado. — Mitsu-chan... ¡Lo siento mucho!
— ¿Mitsu-chan? — Los tres chicos con vestimenta negra hablaron a la vez aunque poco después el de cabello chino siguió buscando algún tipo de botiquín o medicina para su amigo.
Sin querer responder a esa pregunta Kei miró confundido a su alrededor, se encontraba recostado en el sofá de la sala de su hogar con Mitsuya sobre él.
Ignorando ese último detalle intentó reincorporarse, cosa que fue denegada por el mayor quien al instante de notar sus intenciones volvió a recostarlo.
— ¿Cómo entraron a mi casa? O más bien, ¿Qué hacen ustedes tres aquí?, Ni siquiera se conocen, ¿O sí? — Varias preguntas más rondaron por su mente, pero se quedó callado cuando Takashi sujeto su rostro.
— Preguntas para después niño lindo, primero déjame curarte las heridas de tu cara. — El pelimorado siguió pasando un trapo mojado que tomaron de la cocina por su rostro con cuidado de no dañarlo más de lo que ya estaba. — Esto me recuerda a la vez que nos conocimos.
Pequeñas risas por parte de ambos se hicieron presentes en el lugar, Kei agradecía que a pesar de la situación Mitsuya trataba de aligerar la tensión que había.