Ambos chicos se encontraban sentados en los columpios, debajo de la lluvia, sin nada con que cubrir sus cuerpos.
- ¿Hueles eso Mat?... Es simplemente maravilloso, ¿No lo crees?
- Kei... Hay cosas más maravillosas en el mundo que eso y para mí... Tú...
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— ¿Me estás jodiendo?
Kei negó repetidas veces, había dejado que la dupla comiera primero mientras él ordenaba su mochila, más que nada para que su nuevo uniforme no se ensuciará.
— Se qué suena ridículo, ¡Pero te estoy diciendo la verdad!, Esa chica me odia desde el primer día.
El pelinegro y el bicolor llevaban minutos peleando, mientras tanto Chifuyu aprovecho para revisar su celular, lo primero que vió al abrirlo fue un mensaje de Mitsuya, bastante curioso porque no solían escribirse entre ellos.
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✦ · · · · · · · · · · · · · Mitsuya.
❝ Asegúrate de que Kei coma algo, me dijeron que no lo vieron comer en todo el día, te lo encargo, Chifuyu. ❞
❝ Claro, yo me encargo. ❞
❝ También voy a llevarlo a casa, para que no te preocupes por él. ❞
❝ Gracias. ❞
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El rubio guardó nuevamente su celular en su ropa, sin decirles algo salió de su habitación.
— ¿Chifuyu? — El primero en darse cuenta de su ausencia fue Kei, ayudó a Baji a pararse antes de seguir al menor. — ¿Está todo bien?
Ahora los tres estaban en la cocina. Matsuno estaba calentando algo, Okumura solo lo miraba y Baji seguía comiendo en silencio.
— Mitsuya me dijo que no comiste nada, ¿Desayunaste por lo menos? — Dos pares de ojos se posaron en el bicolor, como reflejo Kei escondió su rostro dentro de la sudadera. — ¿De verdad?
— Se me hizo tarde y cuando era hora del almuerzo me di cuenta de que no llevaba dinero.
Unas palmadas en la cabeza lo hicieron salir de su escondite, la sonrisa de Baji lo deslumbró, sus ojos se entrecerraron.
— ¡Es por eso que no creces!, Necesitas comer. — La sonrisa amable que poseía fue cambiada por una en la que sus colmillos afilados resaltaban aún más. — Si vuelves a salir de tu casa sin comer, yo mismo me encargaré de golpearte.
— ¡No es mi culpa que tú seas un poste viviente!, ¡Además, Chifuyu es tan solo unos centímetros más alto que yo! — El bicolor estaba seguro de que el agarre a la prenda que vestía se volvió más fuerte, respiró profundamente mientras asentía. — No volverá a pasar, lo juro.
— Eso espero... Me enteraré si vuelve a pasar, ¿Entendido? — Kei asintió de manera automática, su mirada rápidamente viajó hasta el rubio, que intentaba no reir.
