— Diablos, diablos, lo olvide... ¡Mitsu va a matarme! — Kei se lamentaba sin dejar de correr por los pasillos hacia el club que dirigía su amigo.
Te preguntarás, ¿Por qué Kei está corriendo y quejándose al mismo tiempo?.
Verás, sus penas comenzaron en la mañana, cuando se dió cuenta de que no había mandado el mensaje que confirmaba su llegada a casa sin ningún problema, tenía escrito el mensaje pero al parecer se quedó dormido antes de presionar el botón de enviar.
En el preciso momento en que iba a mandar otro la pantalla de su celular se tornó negra, se había quedado sin batería.
Se dispuso a buscar su cargador por todo su cuarto, sin ningún éxito, seguido de eso cuando bajó a revisar la hora en el reloj de la sala comenzó a maldecir a todos, ahora no solo no tenía celular, sino que también estaba llegando tarde a clases.
Con una velocidad que ni el mismo logró entender se cambió a su uniforme, colocó sus pendientes en su oreja, arregló su cabello... O al menos eso intento... Y corrió en dirección a la escuela.
Llegó unos cuántos minutos tarde y tuvo que rogarle a su profesor para que lo dejará pasar, tanta fue su prisa que lo único que llevo fue una libreta y un lapicero. Se maldijo todo el día por ello.
A la hora del almuerzo revisó sus bolsillos, como si el destino no quisiera cooperar con su supervivencia o también por no revisar en la mañana, golpeó su frente contra la mesa que ocupaba al no encontrar ni una mísera moneda, como última opción se acostó en su lugar y se quedó dormido hasta la siguiente clase.
Así que, volviendo a donde estábamos, los alumnos que aún estaban en el edificio podían ver al pequeño Okumura correr por los pasillos.
Agradeció mentalmente no haberse perdido, sin tocar la puerta decidió entrar, grande fue su sorpresa que la chica que siempre le negaba la entrada le había hecho una zancadilla, haciendo que caiga de cara al suelo.
El golpe secó llamó la atención de todas las chicas del club, además de claro, un par de chicos que estaba esperándolo.
— AAAAAA — El grito por parte del bicolor que se encontraba en el piso alertó a los presentes.
— ¿Kei, estás bien? — Mitsuya fue el primero en ayudarlo a levantarse.
— Para nada... Primero, no tengo celular, no desayuné nada, no comí nada en el almuerzo, llegué tarde a clases, solo traje un mísero lapicero y ahora la niña de las coletas me acaba de tirar. — Cuando Kei sintió un líquido caliente bajar por su nariz su primera reacción fue mirar al mayor. — Y por último, estoy sangrando.
— Mal día, a todos nos pasa. — Hakkai revolvió su cabello antes de sentarse a su lado. — Te queda bien esos colores de cabello y también las uñas.
— Gracias, Luna y Mana hicieron las uñas ayer, y claro, Mitsu el cabello. — El uniforme del menor se mancho al intentar frenar su propio sangrado. — ¿Tienes un pañuelo o algo?
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PETRICOR ・・・ Chifuyu Matsuno ¤ CANCELADA ¤
أدب الهواةAmbos chicos se encontraban sentados en los columpios, debajo de la lluvia, sin nada con que cubrir sus cuerpos. - ¿Hueles eso Mat?... Es simplemente maravilloso, ¿No lo crees? - Kei... Hay cosas más maravillosas en el mundo que eso y para mí... Tú...