Ambos chicos se encontraban sentados en los columpios, debajo de la lluvia, sin nada con que cubrir sus cuerpos.
- ¿Hueles eso Mat?... Es simplemente maravilloso, ¿No lo crees?
- Kei... Hay cosas más maravillosas en el mundo que eso y para mí... Tú...
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Gritos de apoyo, abucheos e incluso varios insultos contra alguien llamaron la atención de los capitanes y vice-capitanes de las diferentes divisiones.
El primero en actuar fue un pelinegro de cabello largo, fastidiado por todo el ruido que provocaba los miembros restantes de la pandilla.
Se acercó a pasos lentos. Su presencia era impotente, claramente notoria para cada uno de los uniformados, al instante en que fue notado por uno solo, abrió camino para que pudiera acercarse a ver lo que sucedía.
Los chicos comenzaron a hacer una reverencia de respeto mientras cada uno de los capitanes pasaba entre ellos, claro que por detrás eran seguidos por sus respectivos vice-capitanes.
Cuando llegaron al centro pudieron notar un cuerpo tendido en el suelo, ese chico tenía puesto el uniforme de la ToMan, no les importaba en absoluto quién fuera esa persona, lo que les importaba era el responsable de ello.
Ya saben, eso era una pandilla en la que si uno de sus integrantes era molestado o herido, todos aplastarían al que se atrevió a dañarlos.
Baji, el capitán de la primera división analizó la situación, uno de los suyos tirado en el piso, con lo que parecía ser algo de sangre descendiendo por su rostro, estaba apenas consiente y la respiración tranquila que se escuchaba ayudaba a confirmarlo.
Por otro lado tenía a un chico desconocido, puntas teñidas y una sudadera a su parecer unas tallas más grandes. Ese chico era sujetado por otros dos, no era difícil adivinar que les había dado algunos problemas y los cortes en su rostro lo comprobaban.
Apaleó a uno de los integrantes de la Tokio Manji, pero ahora estaba siendo sometido por sus compañeros y algunos intentaban acercarse a golpearlo.
El capitán de la segunda división recibió un golpe discreto contra su hombro, al alzar la mirada pudo notar a Hakkai con la vista al frente, curioso por su reacción imitó su acción y no tardó en maldecir internamente al reconocer esa cabellera.
- Niño lindo... Maldita sea. - Se quedó parado sin moverse para no levantar sospechas, esperando alguna acción por parte del pelinegro.
Dos personas lograron escuchar el susurro, una que rodó los ojos ante el apodo y la otra que se quedó confundido con sus palabras.
- ¿Niño lindo?... ¿Mitsuya, lo conoces? - Había notado la discreción con la que el dúo hablaba y para no perjudicar más al desconocido no dudo en imitarlos.
- Sí, lo conozco... Chifuyu, por favor, distrae a Baji un momento. - Sus ojos pararon en el cuerpo del vice-capitán de la primera división, el teñido asintió ante su pedido y Mitsuya no tardó en cambiar de dirección su mirada. - Hakkai... Sé que tu relación con Kei no es la mejor, pero tenemos que sacarlo de aquí antes de que Baji le haga algo peor.
