Ambos chicos se encontraban sentados en los columpios, debajo de la lluvia, sin nada con que cubrir sus cuerpos.
- ¿Hueles eso Mat?... Es simplemente maravilloso, ¿No lo crees?
- Kei... Hay cosas más maravillosas en el mundo que eso y para mí... Tú...
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Takemichi tomó la mano de Naoto para regresar al pasado aún le dolía la cabeza por los recientes descubrimientos pero eso no lo detendría de seguir investigando.
Salvaría a todos sus amigos, esta vez lo haría bien.
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Kei se encontraba en su cuarto, analizaba su reflejo en el espejo mientras terminaba de colocar el pendiente largo en su oreja, anteriormente había acomodado el otro par, no tenía idea del nombre, pero cuando hizo sus perforaciones el señor le mencionó que se llamaban earcuff, claro que para no quedar en vergüenza fingió entender lo que le decía.
Mitsuya se encontraba recostado en su colchón, lo llevaba siguiendo todo el día para que no pudiera escapar de la junta a la que debía asistir, en definitiva fue raro para ambos, aunque también divertido, ya que Kei conoció a las hermanas del pelimorado, no pudo hablar mucho con ellas pero les prometió que regresaría en otro momento a jugar con ellas.
— Mitsu… ¿Era necesario no despegarte de mí en todo el día? — Kei rompió el silencio poco antes de colocarse su anillo de oro, lo llevaría en esa ocasión porque lo hacía sentir seguro, después de todo, se lo dio su persona favorita.
— ¿Habrías ido por tu cuenta? — Mitsuya elevó una ceja, era conocedor de la respuesta así que sin esperar algo de parte de su amigo, se paró de donde estaba sentado. — Mejor vámonos… Hakkai nos espera en el lugar.
Un simple sonido de afirmación fue lo que dejó salir Kei ante de caminar por detrás de su mayor, por lo que tenía entendido irían en motocicleta y de cierta manera eso lo emocionaba.
— Por cierto, no sabía que tenías perforaciones. — Takashi le pasó uno de los cascos mientras él acomodaba el suyo. — Te quedan bien, deberías usarlas más seguido.
— Gracias. — El menor soltó una pequeña risa antes de tomar asiento en la parte trasera de la motocicleta y acomodar el casco. — Cuando llegué aquí pensé que estaban prohibidas en la escuela, así que se me hizo costumbre usarlos en horarios posteriores a las clases… Pero ya que lo dices, tal vez los use más seguido.
El rugido del vehículo cortó su conversación, a ninguno le molesto en realidad, por lo que solo se centraron en cosas distintas. Mitsuya en el camino y Kei en la nueva sensación que el aire impactando contra su rostro le generaba.
