Ambos chicos se encontraban sentados en los columpios, debajo de la lluvia, sin nada con que cubrir sus cuerpos.
- ¿Hueles eso Mat?... Es simplemente maravilloso, ¿No lo crees?
- Kei... Hay cosas más maravillosas en el mundo que eso y para mí... Tú...
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Cuando llegaron al edificio lo primero que el rubio le ofreció fue prestarle alguna sudadera al bicolor, principalmente porque al tener sus manos unidas había notado la mancha de sangre en su manga.
— ¿Quieres que revise tu golpe luego de que te cambies? — Propuso Chifuyu antes de dejarlo pasar a su hogar, para eso tuvo que deshacer el agarre de sus manos.
— ¿Uhm?, Bueno... Mitsu me reviso hace un rato, pero claro, está bien. — Un bajo “Con permiso” salió de los labios de Kei sin dejar de caminar hacía la habitación de su amigo.
— Mientras tanto voy a avisarle a Baji que estas aquí, en el mejor de los casos el va a subir por su cuenta, en el peor, vendré corriendo por tí y tendré que revisarte en su casa. — Matsuno se había adelantado para buscar alguna sudadera para prestarle, sin dejar de hablar tomó una prenda negra y la colocó entre las manos del Okumura.
— Sí, está bien, te diría que puedes mandarme un mensaje, pero, no tengo mi celular justo ahora. — Sintió como algo se restregaba en su pierna, al bajar la mirada encontró a Peke J pidiendo cariños por lo que no tardó en agacharse y acariciar su cabeza. — Gracias.
— No hay de que... Entonces, me voy, te dejo solo para que te cambies. — Sonrío por la escena frente a él y no tardó en salir de su casa en dirección a la del pelinegro.
Kei dejó de lado al gato cuando escuchó el ruido de la puerta cerrarse, ya había estado en el cuarto del menor más de una vez, pero en ese momento la curiosidad fue mayor por lo que camino a pasos tranquilos por el lugar.
Se paró frente al librero, no había mucho que destacar, algunos libros y libretas de la escuela, una que otra revista y claro como de que no, varios mangas de diferentes temas. Tomó uno que llamo su atención y lo abrió, leyó las primeras hojas, le gustó e incluso pensó en pedirlo prestado por algunos días.
Su mirada bajo hacia de su uniforme, las mangas estaban manchadas de sangre seca, muy probablemente de cuando su nariz sangro. Acomodó nuevamente lo que tomó en su lugar, revisando antes no haberlo manchado o dañado.
Su mochila descansaba en el suelo, así que no tardó en abrirla para meter su uniforme una vez que se terminara de cambiarse con la ropa prestada del teñido.
Estaba tan sumido en sus pensamientos que no escuchó la puerta abriste, mucho menos a Baji llamándolo, ni lo pasos ruidoso que hacia su amigo para llamar su atención.
Antes de colocarse la ropa limpia intentó acomodar las vendas que cubrían su pecho, sí, intentó, porque justo en ese momento la puerta fue abierta de golpe.
Sus miradas se encontraron. Kei abrió la boca para hablar y Keisuke por reflejo cerró la puerta. Ninguno de los dos dijo nada más.
El bicolor terminó de acomodar su ropa con rapidez, no solo las vendas, sino también la sudadera, cuando lo logró se acercó a la puerta. Tocó dos veces.
