Ambos chicos se encontraban sentados en los columpios, debajo de la lluvia, sin nada con que cubrir sus cuerpos.
- ¿Hueles eso Mat?... Es simplemente maravilloso, ¿No lo crees?
- Kei... Hay cosas más maravillosas en el mundo que eso y para mí... Tú...
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— Bien, hablemos.
Ambos chicos se negaban a mirarse directamente, Kei era la debilidad de Kazutora y Kazutora era una de las debilidades de Kei, si ambos se volvían a mirar uno de ellos saldría perdiendo, eso lo tenían en claro.
— ¿Quién fue mi reemplazo?... ¿Baji?, ¿Mitsuya?, ¿Mikey?, ¿Draken?... O tal vez es el rubio que Hanma mencionó la última vez, ¿Chifuyu, no? — A pesar de la frialdad con la que Hanemiya habló Kei pudo distinguir un toque distinto, aunque no tenía en claro que era.
— ¿Bromeas?... Miya, aunque los años pasen tú no puedes ser remplazado. — Y no mentía, para nada, después de todo Kazutora Hanemiya es, fue y será uno de los pilares fundamentales en la vida del Okumura.
— ¿Te gusta? — No se iría sin una respuesta clara, aunque le doliera escuchar la verdad.
— Sí, me gusta. — Respondió rendido, no tenía caso mentirle. — Pero, eso no es lo importante y lo sabes... Así que es mi momento de hacer las preguntas.
— No. No quiero responderte nada. — Antes de que el de mechones rubios se levantará de su lugar su mano fue sostenida y presionada contra el suelo. — Sabía que era una pésima idea hablar contigo, Oku.
— Y aun así te quedaste. — El ambiente se volvió tenso repentinamente, hablar a solas nunca fue una buena idea y el mitad pelinegro fue consciente de ello desde que habló con Takemichi sobre el futuro. — Solo respóndeme un par de preguntas y te dejaré ir, ¿Puedes?
— No es como si tuviera otra opción. — A pesar de que el tacto de sus manos era cálido en el fondo a ambos les quemaba como el infierno, era revivir todo su pasado, toda su vida antes de que fueran separados y dolía, dolía demasiado. — Dos preguntas y me largo.
— Me parece bien. — Lo único que se pudo escuchar durante los minutos en que Kei pensaba en las preguntas que haría era el sonido de los automóviles pasar, como siempre, las noches en Tokio eran caóticas. — ¿Qué pretendes lograr estando en Valhalla?, Por lo que tengo entendido eres miembro fundador de la ToMan y antes de que preguntes, sí, se sobre el incidente que tuviste con el hermano de Mikey.
— Él arruino mi vida, Oku. — El rencor en la voz de muchacho se hizo presente, sorprendiendo incluso al mismo Kei. — Estoy seguro de que las cosas hubiesen sido distintas si yo no hubiese conocido a esos idiotas... ¡Si tú te hubieses quedado a mí lado nada de esto habría pasado! — Y allí estaba nuevamente ese tema, ese que el Okumura quería olvidar y Hanemiya se empeñaba en recalcarle.
— Eso no fue mi culpa y lo sabes... No tienes derecho a reclamarme sobre eso... Mataste al hermano de Jiro, arruino tu vida, sí, pero... ¿Te has puesto a pensar en qué tal vez tú arruinaste la suya? — La mirada de reproche fue dirigida hacía el mayor. — Le quitaste a su modelo a seguir.
— ¿De quién fue la culpa entonces? — Lo sabía, Kazutora sabía bien la respuesta a eso, pero se negaba a aceptarlo. — Yo solo quería regalarle algo que no olvidaría en toda su vida, no quería que eso pasará... ¡Es por eso que es culpa de Mikey!, ¡Lo mataré!
