[Capítulo 34]

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NNarra Valtazar

— No dejes de moverte mi amor — mi voz se escuchaba agitada de tanto placer que me estaba dando, ella y sus sexis movimientos encima mía me dejaba sin aliento y sin palabras que la alagaran como la Diosa que es.

Helena estaba haciendo todo el trabajo. Su trasero rebotando encima mío una y otra vez, mientras yo en lo único que pensaba era en sujetar tan duro sus preciosas caderas...

— Valtaza ya no, ¡ya no puedo! — su voz se escuchaba agotada. Como para calamar su cansancio dejo caer sus hermosas manos en mi pecho, pero sin dejar de moverse poco a poco fue metiendo sus uñas en mi piel.

Su desesperación de placer se empezaba a notar a plena vista. Mi mente empezaba alocar al ver como ella sola se provocaba su excitación cuando rozando su húmeda parte en mi pene.

Si el no ser de esos hermosos gemidos tan esquicitos, que me controlaban para no ponerla en cuadro y nalguearla.

— Sigue sigue— trague fuerte — Sigue mi amor — susurre.

— Enserio — su respiración agitada la retenía al hablar — Ya no puedo, siento que me —

— Si, si puedes — llevé mis manos a sus caderas y las apreté, mover sus caderas por ella se me hacía tan excitante, ella como niña obediente llevo sus manos a mis piernas y dejo que mis manos siguieran por ella.

— Eso es mi amor, deja que yo te domine —

— Valtazar por favor, yo —

— Shhh, no digas nada — mis labios se fueron sobre su pezón y empecé a jalar de él. Un gran gemido salió de sus labios, sus hermoso y cálidos labios.

— ¡Valtazar! — gimió más fuerte, sus manos se fueron a mi cabeza, jalaron mi cabello y enterró mi cara en su pecho.

— Yo.... yo — me fije en sus ojos vueltos gritarles que se fijaban en mis labios, sus mejillas todas rojas resaltaba que se estaba conteniendo demasiado.

— Shhh tranquila mami, yo estoy aquí — mis ojos bajaron la mirada hasta su boca, la cual formaba una o. — No te contenga Helena, no esta noche — susurre cerca de su rostro.

— Tu cara está.... —

— ¿Eh? — dije embobado

— Tiene un gesto de deseo — dijo cortante.

Abrí los ojos como platos.

Es verdad. Por un olvide que yo también hago caras al verla así.

— Cállate — exclame en tono molesto. En ese momento lo único que se me ocurrió era de olvidarme de todo y comporte como un animal salvaje.

— Ahora es mi turno amor — exclame con picardía, la coloque en posición de perrito y me deje llevar por el momento.

Mi pene rosando por debajo de su entrada, mis ganas sobraban de hacerla mí, pero no estaba completamente seguro si ella quería. Mis impulsos me decían que siguiera rozándola lo más duro que pudiera, junto a mis hormonas que estaban que estallan como si estuviera cogiendo con tanta fuerza.

En mis oídos entraban el sonido de su excitante su voz temblorosa, me gustaba que pronunciará mi nombre cada vez más fuerte que la anterior.

En ese momento rápidamente busque sus labios para besarlos para luego morderos, y así sentir que ella también se dejaba llevar por nuestro momento de placer. Mientras ella aún movía sus nalgas sobre mi pelvis para luego yo tomarla de sus cadera, y así sentirla más entregada a mí.

Me perteneces [2da temporada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora