[Capítulo 6]

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— Es la última vez que llevas a mi hijo a un lugar sin mi autorización — le grité mientras caminaba  al cuarto en busca de Liam.

Liam tenía cierto panico con algunas cosas nuevas o cosas que miraba por televisión. Nunca lo había sacado fuera de casa, así que no sabia hasta que grado podía afectarle. Lo que si sabia, es que si en algún momento se iba a ir a la habitación llorando, era seguro que iba hacer la culpa de Valtazar.

— Yo no sabía que le tenía pánico a los búhos— me dice burlón mientras tiraba su chaqueta en el sofá.

— Es un niño ¡Que esperabas! — dije en voz baja al entrar al cuarto.

Observe toda la habitación lentamente. Me fijé en la cama, el mueble y hasta detrás del sillón. Pero no estaba por ningún lado. ¿Pudiera ser? El único lugar que me faltaba, era su lugar favorito.

— Ci-e-li-to— susurre casi cantando — ¿Estas aquí?— pregunte, mire hacia bajo y ahí estaba, sus tenis salian debajo de la cama.

—¿Donde estára el bebé de mami?— volví a preguntar. Empeze a rodear la cama con la intención que el saliera. Y así lo hizo.

Su manos se enredaron en mis caderas y su cara se apego a trasero. Me giré rápidamente y lo abracé — Ya cielo— le dije consolando lo

— Ya estas en los brazos de mami— le dije, mi mano empezó a consolar su espalda mientras que el dejaba caer su rostro con lágrimas en mi hombro.

— Mu- muy fe-Feo — tartamudeo lleno de miedo.

Mi corazón se huzo chiquito al ver que mi hijo empezaba a conocer el mundo que lo rodeaba. Un mundo donde talvez solo los animales serían los buenos.

—Amor, ya no tengas. Todo eso ya pasó— le repetia mientras tomaba sus mejillas con mis mano y lo ponía cara a cara conmigo — ¿Te parece si solucionamos esto helado? - le pregunto con una sonrisa dulce en mi cara.

El solo me afirmo con la cabeza. Mientras limpiaba su nariz con su mano.

-— ¡Muy bien! — le dije con una sonrisa. Me puse de pie y tome su mano para empezar a caminar.

Cuando salimos de cierto los sirvientes que rondaban por el pasillo, nos hicieron una reverencia para luego pegarse ala pared. Liam se apego a mi pego a mi cadera, ante el miedo que le daban oculto su carita con su brazo.

— No tengas miedo amor —le susurre mientras caminada firme hacia la cocina. Los pasillos se hicieron cortos juntos con las escaleras.  En menos de cinco minutos estábamos atravesando el comedor que daba justo a  la cocina.

— Ven aquí — le dije a Liam mientras me agachaba a levantar lo y sentarlo encima de la cubierta del mueble.

— De fre-saa — me susurro con gesto de perrito.

Adoro a mi bebé.

voltee los ojos — De acuerdo — reí

Abrí el refrigerador. Me quede sorprendida al ver que estaba lleno de comida como para una semana. ¿Pensara quedarse tano tiempo? le pregunte a mi conciencia. No creo, tiene tratos que cerrar y empresas que superar, me respondió. Mis ojos empezaron a girar para buscar los botes de helados...

— ¿Que no encuentras? — mi pecho salto del susto. Apreté mis nudillos junto con mi ojos, bufe de molestia. Cerré la puerta del refrigerador.

— Con un hola bastaría— le digo molesta. Camine a Liam.

—Lo siento pero no lo creí necesario — me contesta.

— Cielo no hay helado de.... —

—¡No creo que no haya helado en el refrigerador!— dice con pánico. Claramente se estaba burlando de mi.

Me perteneces [2da temporada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora