[Capítulo 36]

937 56 16
                                    

Y es así como después de algún suceso en mi vida, las cosas cambian, ya sean para bien o para mal, siempre cambian. Mi único rol en esta vida es aceptar lo que me pase claro, y si nos sentimos lo suficientemente cómodos desde la primera, ¡genial!, la situación de eso tratan, pero sino, es válido volver a empezar. No sé si volverá a pasar lo mismo, no sé se si volverá a sufrir, es algo que deja intriga, pero estoy segura que valdría la pena correr el riesgo.

Pero no debo olvidar que con el simple hecho de querer cambiar algo de mi pasado me llevaría a una cosa fuera de lugar de mi presente.

¿Pero por qué no simplemente no acepto las cosas como tal y decido ser diferentes? Me refiero a dejar el guion de mi vida, ese que nos toca por obligación, eso es algo estresante, frustrante y muy agotante. Al menos, para mi, si lo es.

Tome un gran soplo de aire.

El cantar de los pájaros que entraba por mi balcón me hacían sentir acompañaba en mi habitación que entre pared y pared me hacían pensar mil y una cosa. Cosas que poco a poco tomaban su validez en mi presente.

Toc to, tocaron a la puerta. Gire mi cuello a un lado.

— Señora Helena, permiso para entrar a su habitación— me habla Pablo del otro lado de la puerta.

—Puedes pasar— ordene. La puerta fue abierta y dio paso a su presencia.

Luego de entrar me hace una reverencia. — Mi señora vengo a informarle que los autos ya están en fila, solo hace falta de su presencia para continuar con el viaje— me informa Pablo mientras mi vista estaba atravesando los pinos frente a mi balcón.

Gire un poco mi cuello hacia atrás — ¿Donde esta Liam? — pregunte. Mi hijo era lo único que estaba presente en mí.

— Mi pequeño señor esta con el señor Valtazar, ellos la esperan en el comedor para el respectivo desayuno — su forma de hablarme era muy formal, a comparación de otros días.

Fruncí el seño dudosa.

Le acento con la cabeza — Dile a Valtazar que en un momento bajo—

Al escuchar mi orden Pablo se retiró de la habitación.

Volteé la mirada a mi alrededor, a sentirme sola y sin ninguna compañía en la habitación, acudí a tomar mi bolso y seguidamente extraer un sobre que permanecía guardado adentro desde el inicio del viaje. — Estoy casi segura que esto no será tan malo, volver en donde todo inicio— me dije a mi misma al sacar una fotografía que contenía el sobre. La foto fue tomada de la parte frontal de la casa, de mi casa — Podría ser que solo me lleve unas horas, o talvez un día completo, pero sé que valdrá la pena. Estaré feliz de tenerlos nuevamente frente a mí y darles un gran abrazo— una lagrima recorrió mi mejilla.

Apreté mis ojos y mis labios entre para contener mi llanto.

La cerradura de la habitación se escuchó moverse, y de manera rápida dio entrada a los pasos de él.

Poco a poco sus pasos se iban acercándose a mí. — Procura no ponerte así cuando estés frente a ellos — susurro. Sus manos se posaron en mis hombros — Y si simplemente, aun no te sientes preparada, podemos cambiar el rumbo— me apretó del hombro y me giro frente a el —Nunca estuviste y nunca estarás sola— sus manos jalaron mi cuerpo a él y me apego contra su pecho.

Y pensar que él es el culpable del por qué ahora estoy tan lejos de mi familia. Ahora él es el mismo quien se encarga de reparar todo. O al menos, eso cree que ayudara.

— Gracias Valtazar — correspondí el abrazo.

Así nos mantuvimos unos minutos hasta que una de las mucamas ingreso a la habitación a sacar mis maletas.

Me perteneces [2da temporada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora