Capítulo 22.

302 31 5
                                    


El sonido persistente hace que mis ojos se abran de golpe y lo primero que pasa por mi cabeza es que me duele toda mierda.

Al salir del club privado volamos directamente hacia Florencia, pero después nos dirían que algunas cosas debían seguir su orden en Ankara y Thimothée fue el encargado de ir, de ser sinceros a mi me daba pereza, todo en Turquía lo hace. Malamar es la principal allá y suele llevar todo en línea al igual que en las islas. ¿Por qué complicarme?

Tengo los huesos entumecidos, músculos contraídos y dolores en mis partes íntimas que llevan un solo nombre: mi esposo.

—¿Aló?—Es un gruñido lo que sale. Si hay algo que me molesta es que me despierten, me pone de malas.

Nadie quiere ver a Suzanne de malas. Nadie.

—¿Suz?—Bajo la guardia cuando el acento italiano un tanto marcado suena del otro lado—¡Por Dios, pensé que nunca me ibas a responder! Estaba tan asustado—Domenico Madonia responde con cierto tono de alivio que hace que mi corazón de un brinco.

No sé que me sucede con él, pero mi cuerpo suele reaccionar de manera diferente. Es una fuerza que me supera y me hace actuar acorde a él y su personalidad simple carente de crueldad. En un mundo rodeado de tanta mierda, es quien me saca a flote y las pocas veces que nos vemos, nos permitimos disfrutar. Es todo lo que quiero y no me puedo permitir, por ello un simple rato se goza con desdén, pues lo efímero le da el gusto y la estabilidad el placer.

—Dom—Me reincorporo—Tuve unos días un tanto complicados, no fue mi intención desaparecer de tan abrupta manera.

—Tranquila, peque. Con saber que estás bien me basta y sobra—Me lo imagino sonriendo del otro lado—De ya certificar doy por entendido que necesitas tu espacio, trataré de comunicarme pronto contigo para...

—Hoy puedo verte—Le corto y mi cuerpo no se siente muy feliz por la idea de salir cuando respirar parece un trabajo difícil. El despiadado de mierda me dio sin control y ahora me molesta hasta la uña. Maldito.

—¿En serio? ¡Planificaré algo que te encantará! Ven al restaurante cuando puedas, aquí te esperaré.

—Allí estaré.

Sin pensarlo tanto me paro de la cama, creyendo que cuando uno duda es que se retrasa y me meto a bañar, sin alargarlo demasiado porque me aburre.

Las cremas y scrubs de coco y cereza pasan por todo mi cuerpo al igual que el shampoo con aroma tropical. Al terminar me escurro el cabello y prendo los altavoces.

Aposté los sentimientos
Y jugué a fuego lento con amor
Me enfrente a la competencia
Olvidando su indolencia
Ahí fue mi error

Por complejo de quijote fui llevando
Este derroche de mal a peor
Ni el de la ruleta rusa
Mí rival que es tan astuta
Así se aprovecho
Y como ven no soy un ángel con buena intuición
Me lance a quema ropa y ella me venció

Perdí, jugué con una diabla que es experta
En esos juegos del amor y perdí
Sus fichas y barajas no les fallan
Mas no tiene compasión

La música en español me da vida y me hace sentir mas loca de lo que estoy. Me paro frente al espejo y le bailo a la silueta que se refleja olvidando por completo las mierdas francesas que intentaron acabarme pero que sólo me desataron.

Reina de sangre.

El sobrenombre se cala en mi interior. Yo les voy a demostrar que tanta sangre me gusta y como me enciende tatuar cuerpos con mis navajas.

SIGILIO SCULLADonde viven las historias. Descúbrelo ahora