Capítulo 4.

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Thimothée Bleu.

—¿Puedes encargarte de eso?—Arelous me mira mientras jala su puro.

—Si. ¿Cuántas cajas quieres de prueba?

—Que sean dos de cada uno, Thimothée.

—¿Problemas allá abajo?

Mi mejor decisión fue a los veinte años viajar hacia distintos países donde están las más grandes fábricas de tabaco y montar la mía propia. Las personas son más adictas a ellos porque no tienen de promedio 12mg de nicotina, sino treinta.

Ese, se puede decir que es mi parte legal. Hace poco uní la cantidad necesaria de plantas y pastillas, como:sildenafil, avanafil, maca, ginseng y creé unos tabacos que estimulan el deseo sexual y la duración de este. Si te fumas uno solo puedes tener cuatro orgasmos como mínimo y sé que es algo contraproducente, porque he visto como personas de prueba se restriegan a paredes en busca de fricción y que en algunos países ya han llamado a emergencia, prohibiendo su uso. Lo divertido es que mientras ellos dan sus charlas de los pro y contra, yo meto barcos de comida en sus aguas que realmente están hasta el culo de cigarros y una de las drogas más letales.

El sexo es algo que se disfruta, esa parte la sabemos y es por eso que entre jóvenes se lo compran, para hacer sus noches más interesantes, ya que un promedio de hombre normal, no aguanta más de tres seguidos. Lo prueban la primera noche y creen ver el cielo, lo que no saben es que al día siguiente estarán iguales y si siguen fumando pueden llegar a morir por la fuerza de la necesidad y el desgaste físico que obtienen. Coger es como hacer ejercicio, es el movimiento constante de ambos cuerpos y si lo haces por días seguidos sin pararte a comer porque crees no necesitarlo, mueres.

Uní las plantas con la nicotina porque te hace sentir saciado, por lo que crees no necesitar nadie más. Está demostrado científicamente que un porcentaje de personas que fuman, matan la gula y hambre cuando no pueden comer, reemplazándolo por el vicio.

—¿Cuántos te fumas diarios?—Contraataca Arelous viendo como las dos mujeres que tengo a los lados me masturban y me dan besos mojados en el cuello, sin lograr que yo acabe.

—El entrenador no juega, el profesor no hace la tarea, el creador no prueba. No soy pendejo, Arelous, yo sé las consecuencias.

—¿Entonces cómo explicas eso? No es normal—Se queda viendo mi erección que no está tan hinchada porque le hace falta más estímulo que dos mujeres solamente con manos.

—¿Quieres que explique cómo obtuve resistencia? Mejor hablemos del hecho de que me lleves cincuenta años, lo años pesan, viejo.

—Tienes treinta y dos años—Gruño cuando una de las mujeres ejerce más fuerza—Te llevo exactamente cuarenta y dos, pero es imposible que yo a tu edad hubiera soportado una hora de vuelo con dos mujeres jugando.

Empiezo a notar Italia debajo del jet y empiezo a frustrarme, por lo que acerco la boca de una a mi falo mientras la otra me sigue repartiendo besos.

—Por más que quisiera hablar de mi vida sexual, ese no es el tema. ¿Para qué pediste venirte conmigo desde Grecia? No es cuestión de espacio, tienes tus propias mierdas y tampoco de compañía porque es obvio que me interesa poco tener la tuya. Y de Elektra ni me hables.

SIGILIO SCULLADonde viven las historias. Descúbrelo ahora