Capítulo 23.

290 27 11
                                    



—¿Cómo te fue ayer con tu noviecito?—Se burla Thimothée mientras se acomoda la corbata, pues acabamos de terminar lo que fue tremenda cogida.

—¿Celoso?

—Claro, me hace temblar un chef que practica celibato—Voltea los ojos y agarra su trago con hielo seco.

—¿Me mandaste a seguir? ¿Sabes quién es?—Alza una ceja por mi curiosidad y me da risa como se le tuerce el rostro.

—Cada que sales en Florencia es para estar con esa mierdilla, es de suponer y que es chef me lo dijiste tú, no perderé mi tiempo investigando a un idiota de tan patético nivel.

—Mejor cuéntame lo de Ankara y cállate.

—Me reuní con los Back, por supuesto que Olivia solo estuvo para lanzar físico pero tuve una seria charla con Oliver y nos asociamos. Si te fijas no estamos yendo seguido para allá y eso hace que la gente se emocione, no es lo que queremos. Back falsifica documentos y aunque no sabías su hermana es una de las mejores sicarias—Lo detengo.

—¿Olivia Back?

—La misma, aprendió de Malamuerte y con el tiempo perfeccionó hasta ser una de las personas con la puntería más exacta que he visto, por otro lado también falsifica esculturas de una manera que hasta te hace dudar y las vende por un precio exorbitante. Ellos saben lo que hacen, solo hay que organizarlos y eso hice, van a mantener limpia la ciudad a punta de pistola y van a hacernos tapadera. Malamar me comentó no se puede mover de las Islas por orden tuya, eso está decretado y ya los primeros lotes de coca salieron pero sabes cuan desastroso fue en lo referente a puertos.

—Por ello vamos a reunirnos con La Bestia, Venezuela es el puente perfecto para pasarlo a Cuba y de ahí a Chicago.

Hace un gesto extraño con la boca como si estuviera lanzando un beso.

—A la lunática le funciona la cabeza—Me quito el tacón y se lo lanzo, cerrando los ojos para ignorar el resto del viaje que según mis cuentas está por llegar a su fin.

No quiero decir que tengo todo en orden porque cada que lo hago entonces todo se va a la mierda como cuando me secuestraron, sacaron bebé y destrozaron la vida. Sin embargo, Thimothée mantiene todo en vía y yo mando haciendo lo que me da la gana lo cual termina funcionando porque fuera de unas cuantas fallas que están molestando, todo ha ido subiendo, nos hemos hecho más respetados y por unos inclusive temidos.

Tenemos cada punta controlada, metiendo nuestra droga donde sea. Thimothée pasa el extasy como si fuera arroz y por túneles en Ankara hemos establecido lugares de encuentro con personas que cada vez lo llevan más lejos, haciendo que nuestros apellidos unidos se calen en cada capital. Malamar hackeó el sistema del ECT y no fue solamente para burlarnos porque eso habría sido divertido, sino para cambiar una dirección de armas, les sacamos los chips rastreadores y las vendimos por el triple ya que a los hombres les hace sentir emocionados el que manejen armas de la misma magnitud que el ejército.

No es nada fácil, todo se trata de conexiones de confianza y de analizar porque si uno no le echa la cabeza suficiente, te joden. Esto es una guerra de poder donde todos quieren lo que le pertenece al de al lado y de lo mío me aferraré con garras.

Se acabó la Suzanne que se deja atrapar y joder. Maldita persona que me mire mal y maldita persona que va muerta.

¿No les gustó a las buenas? Aquí está a las malas. Mi marido es un despiadado que acaba con el mundo para que nos pertenezca y yo en vez de controlarlo o limitarlo, lo incentivo a que terminemos de destrozar todo.

¿Querían una reina de sangre? Es eso lo que tendrán. La mejor siendo la peor.

«Somos malas, podemos ser peores» La frase de Vichitoria se cala en mi cuerpo y sonrío como la lunática que soy pensando en cada cabeza que mandaré a degollar para hacer que como en el sexo, todos estén a mis pies.

SIGILIO SCULLADonde viven las historias. Descúbrelo ahora