Capítulo 10.

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Olenka Innona.

«—Suzanne Sculla Kaya & Thimothée Bleu Daract te quieren invitar cordialmente al día en el que pasarán a unir lazos en...—»

Sigo leyendo la invitación de los descarados que decidieron invitar a los grandes miembros del ECT y no paro de pensar en la movida inteligente que es, porque también metieron civiles y llevan desde ya la garantía de que nadie atacará.

Memorizo la dirección como si fueran las reglas de la rama judicial a la que pertenezco y agarro a mis hijos mientras les digo que hagan silencio.

—¿A dónde vamos, mami?—Lucrezka jala uno de sus rizos.

—De viaje y me tienen que prometer que se van a portar muy bien—Le pongo los chalecos a cada uno que tienen una cuerda en el medio y los obliga a permanecer juntos y atados a mi, porque enredo la cuerda en mis manos.

—¿Estás bien, mami?—Andruk señala mi pómulo que bota gotas gruesas de sangre y yo bajo mi mirada hacia mi entrepierna y me fijo en la hemorragia, producto de un aborto.

Estoy bien, pero la sangre es escandalosa.

—No gusta salir sin papá—Seg, el mayor y que va en frente me mira y veo a un Babka en formación empezando a ser explotado.

Tomo eso como mayor incentivo y salgo por la ventana del sótano de la mansión donde Sergei encierra a los niños para no ser descubiertos. Solo viene a verlos si es para enseñarlos a matar.

Lucrezka, mi niña de cuatro años ha tenido que ver a Seg, Andurk y Luc matar a sangre fría.

No importa que el menor tenga solamente tres y que el mayor toque los ocho, Akim y Sergei los han puesto como pequeñas máquinas a acabar con vidas y pelearse entre ellos.

Luc se ha fracturado las dos piernas en sus entrenamientos sobrehumanos porque en sus planes están que a los once ya ellos puedan ser soldados. Sobre mi cadaver.

Sergei viajó a Venezuela en donde se van a dirigir La Junta para ver como proceder y de igual manera, si llega, no sería para acá, volaría a Florencia porque confía en que yo cuide de los desastres que está convirtiendo.

Debía obtener ventaja y eso fue de lo mismo que me encargué mientras él terminaba de perder la cordura que le quedaba y ordenaba matar a la loca.

Sergei no irá a la boda porque como Jefe, el poder de los sub es protegerlo e ir a llevar su nombre hacia el lugar, pero él siempre desde una zona segura porque aquí nos manejamos por poder y la vida de un raso no vale un carajo.

—Duelen mis pies.

—Entonces Akim y su padre están haciendo inútiles personas—Soy ruda mientras los hago caminar hacia donde está el avión que alquilé.

Mi único impedimento era el maldito feto que tenía dentro y buen trabajo que hice ocultando todo. Yo también soy un soldado y me voy a aprovechar de eso.

Le entregaré mi vida a quien manda porque inteligente es quien se cambia de bando cuando sabe quien es el ganador y yo no lo hago por eso, porque sé que eventualmente los Babka se podrán llevar todo a su paso, pero no dejaré que me arrastren a mi e hijos en el proceso. Que se destruyan entre ellos.

SIGILIO SCULLADonde viven las historias. Descúbrelo ahora