—Maldita sea, estaba teniendo un buen momento—Gruño sobre Thimothée, ya que, tuve que tirarnos al piso al ver la veracidad de los perdigones.Los dos nos empezamos a arrastrar por el piso, él en busca de las pistolas que hay escondidas por todo lugar y yo por mis navajas, aunque también agarro una baretta.
—Métete en el puto closet y no salgas hasta que yo te de la orden—Zanjo mirando a la esposa de Sergei Babka y viendo como pasó de ser una hermosa mujer a estar llena de sangre y tierra.
—Mis hijos están detrás de la pared—Su voz tiembla.
—Escóndelos también—Jamás pensé que Olenka viniera a agarrarnos, nadie es tan estupido como para meterse en una boda y en la habitación de los novios sin tener, por lo menos, cien soldados cuidándote el culo.
Aquí no solamente estamos nosotros, hay personas con alto rango y que pueden jugar a despellejarla. Por ello sé que no es enemigo, porque la analizo y me pongo es sus pies a ver que pasa por esa cabeza.
Dejo de gatear cuando llego a la puerta y Thimothée y yo subimos las escaleras en caracol con una pistola en mano y volteando hacia los lados.
Subo y me encuentro a las personas que están porque las metí en lista, pero detecto a las que no.
Los perdigones son silenciosos. Noto pájaros negros haciendo sobrevuelo y no tardo en notar los drones.
Le doy una mirada significativa a Eneo y éste pone a mi organización Gotas Rojas a caminar detrás de mi.
Hay personas todavía sentadas en donde se dio la ceremonia y rio cuando veo las pequeñas jaulas debajo. El resto socializa y toma.
—¡Tú!—Apunto con la pistola y mis hombres y los de Thimothée agarran a uno que se paraliza al notar que estoy muy enterada.
Así mismo señalo a doce, siete mujeres, cinco hombres. Le doy una mirada a Bleu subiendo la cabeza, lo capta y suelta tiros tumbando los drones encubiertos.
—¡Crazy Vich!—Gruño y ésta, un poco indecisa, le da a un botón en su teléfono que suelta las jaulas que llenan el piso de donde se encuentran las sillas llenas de serpientes.
Los colórales se enrollan entre ellos y suben las cabezas en busca de la señal que sabré dar, dado el momento.
—¡Veinte soldados infiltrados en mi boda!—Señalo a cada uno, contando los siete que estaban en las sillas—¿Pero por qué no tuvieron las bolas y se presentaron como lo que eran?—Bufo—Nos habríamos ahorrado esto.
Selecciono a uno que no baja su mentón, él va vestido de mesonero.
»Ponme con tu jefe.
—No—Mueve su cabeza frenéticamente.
—¿¡Qué le dijiste!?—Thimothée le da un balazo en la pierna y el soldado ruso en reacción se agacha, pero los hombres de Eneo lo obligan a estar de pie.
Tiembla mientras me pasa los dos chips que tenía en los oídos como zarcillos. Le doy uno al francés.
—Sergei Babka, pero que predecible—Rio y él hace lo mismo.
Gran equivocación, tengo a su familia entera abajo y poco me importaría dar la orden para que los asesinen a uno por uno, las condolencias no son lo mío y estoy realmente de mal humor porque me interrumpieron a mitad de mi ronda de sexo, lo cual ha sido mi parte favorita del día.
—Yo tú no estaría tan segura. Mira que mis pájaros no eran los únicos ahí, vigilando todo.
—No. También son los faroles que estratégicamente colocaste.
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SIGILIO SCULLA
AksiyonLa vida de Suzanne se ha basado en los secretos y en como tiene que lidiar con las consecuencias de otros, pero llega un punto quiebre en el que es insostenible su estilo de vida porque por donde vea, hay traición y lo más importante no es que no se...