Le pido a la Luna que alumbre tu vida, la mía hace ya tiempo que yacefundida. Con lo que me cuesta querer solo a ratos, mejor no te quieroserámás barato. Cansado de ser el triste violinista que está en tu tejado.
Melendi
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Joselyn G.
El hombre engulle la comida como si nunca hubiera conocido, también se le curó sus heridas. Mientras come nos cuenta todo, el pobre está desesperado, no nos deja de pedir ayuda a la cual hablaremos yo y Horus.
No podemos dejarlos así, a su suerte, aparte de cierto modo es nuestra culpa que nadie quiera a los Stuart, si ellos nunca hubieran venido.
—Nico puedes quedarte y si necesitas algo puedes pedirle a los sirvientes que estén aquí—. Hablo con formalidad antes de que diga algo soy yo quien sale de la habitación.
Camino de manera recta y directa al despacho mío, siento unos pasos detrás de mi y es Horus quien viene. La puerta se cierra por completo, Horus pone seguro para que nadie nos interrumpa por nada.
—No podemos dejarlos—. Mencionó yo tomando la palabra.
Horus se gira para verme y su mirada me recorre por completo y siento algo en mi, algo que solo los adultos sienten.
—¿Y si es mentira? ¿Lo has pensado? —. Me pregunta con ironía.
Me molesta esta faceta arrogante de Horus con todo mi ser, se apoya en el sofá y se cruza de brazos.
Su rostro no formula nada, es como alguien que no siente ahora mismo.
—No creó. Lo sé muy bien, que se haya aparecido una Condesa en tu sueño tampoco es normal—. Me apoyo en el escritorio y toco este con la yema de mis dedos.
La madera es muy dura y muy pesada, Horus manda a construir todo de gran calidad. Me recuerda a padre, padre ira igual, siempre me dijo que si íbamos a comprar algo, que lo compraramos bien.
—Bien. Confío en tu palabra, no creo que me envíes a morir ahí—. Veo a Horus rápido al oír eso.
—¿Va a ir? ¿Tú? Es una broma, no dudo de tus capacidades.....
—De eso nada, no hagamos una tormenta de arena por esto. Yo iré, yo soy más fuerte Joss y tu tienes mejor cerebro, quiero que te quedes aquí y dirijas el castillo en mi ausencia—. Me siento halagada cuando me dijo eso.
Sabía yo que era muy bonito como todo esta pintandose, Arthur tenía que arruinarlo todo con sus maldades. Ya deseo llegar al final de la estupida guerra.
Veo a Horus y no deseo que vaya, tengo miedo de perderla, no quisiera quedarme en este palacio sola con mi hijo.
—¿Realmente tienes que ir? —. Le pregunto con cierto rechazo a que se vaya.