Movimientos crueles

265 31 6
                                    

Porque las mejores palabras de amor esta entre dos gentes que no se dicen nada.

Jaime Sabines

Miguel G.

Una semana después 

Firmo como testigo en el acta de matrimonio de Joselyn y Horus, fue una ceremonia privada y rápida, no se porque se casan y más bien el motivo del porque Joss está tan tranquila.

Tengo entendido que Joselyn desprecia a Horus y ahora van a ser Alfa y Omega de nuevo. La ceremonia fue muy corta también, no hubo banquete, no hubo nada. Solo se dieron un beso rápido y hasta algo frío por parte de ambas, hay algo que no han dicho y Joss últimamente esta ausente, su cuerpo está aqui pero su mente vive en otro mundo y cuando le preguntas te contesta con algo totalmente banal.

Horus es otro caso, esta muy estresada y cansada, esta en su despacho desde las seis de la mañana hasta la una de madrugada incluso duerme ahí. Trabaja mucho pero al final nada sirve pero no deja de intentarlo. Yo ya me hubiera pegado un tiro, tener una corona es un privilegio es cierto pero también es una terrible responsabilidad.

—Bien ahora que ya han firmado y todo quedó constado pueden disfrutar. Felicidades por su matrimonio reina Alfa y reina Luna—. Dice el juez.

Suelto un suspiro amargo y busco a Eva con la mirada pero no esta, ese niño últimamente se escapa mucho y no se a donde. También se le ve algo animado y desconozco el motivo, me inquieta pues soy su tío y quiero proteger a mis sobrinos.

He desperdiciado cuarenta y ocho años de mi vida haciendo nada pero cuando platico con Evan o Joss me siento bien, tengo que admitir que me hubiera gustado en el fondo haber tenido aunque sea un solo hijo. Uno solo, un pequeñito o pequeñita. Haberme casado.

Me aisló de la multitud un momento y salgo al patio helado, camino sin rumbo y entro a un especie de garage, amanecio mejor que otros días, hay algo de Sol, es poco pero hay Sol.

—¿Disfrutando de la vista? —. Doy una sonrisa amarga y volteo hacia atrás.

Adele está ahí con una sonrisa y trae consigo una bebida y me la tiende.

—¿No estas en guardia? —. Me pareció verla dar órdenes hace unos minutos atrás.

La admiro, se pudo abrir paso en un mundo donde un Omega no tiene cavidad en una fila llena de Alfas. Su rostro es bello, tiene una belleza salvaje como todos los Valentini, no tiene una belleza elegante o sutil como otros Omegas pero eso no la hace menos agraciada.

—No, después de todo soy familiar de la reina Alfa y es mi deber estar como invitada. ¿Qué haces solo? —. Se pone a mi lado.

Es baja a comparación mía pero es muy fuerte. He combatido contra ella, hemos luchado con las ganas de matarnos y hemos tirado a matar cada ataque pero aquí seguimos. No somos violentos los dos, en realidad no tenemos motivos para odiarnos ninguno de los dos, agradezco su compañía.

Tengo que admitir que me gusta platicar con ella.

—Siempre he estado solo. Tal vez en mi infancia tenía a mi hermana pero luego ya no—. No tengo miedo de expresarme ante ella.

DONDE VOY [5] OMEGAVERSE +19Donde viven las historias. Descúbrelo ahora