Quedaba totalmente confirmado que era la persona más torpe del mundo entero. ¿Por qué demonios no pensaba antes de hablar? Creo que debería empezar a llevar un esparadrapo en la boca que parase mi impulsividad y le diese tiempo a mi cerebro a plantarme las cosas debidamente.
—¿Todo lo que quiera? —curioseó Álex moviendo sus cejas sugerentemente.
De acuerdo, empezaba a jugar de nuevo y no me apetecía que eso ocurriese. Quizás se me había pasado un poco el enfado pero eso no quiere decir que esté preparada para otro asalto.
—Álex... —mascullé con tono de advertencia.
—Admítelo, me lo pones muy fácil. —se quitó de encima y le dediqué una sonrisa. Bueno, hay que hacer una raya en la pared, en pocas ocasiones me hace caso. Rodé los ojos y me di la vuelta.
—Cierra la puerta al irte. —comenté, pero no mucho tiempo después de cerrar mis queridos ojos, apenas pasaron dos segundos cuando noté la presencia de un cuerpo tumbándose junto a mí. Fruncí el ceño y me giré para encararle. —¿Me puedes decir qué haces?
—Reconciliación. —su sonrisa le llegaba de oreja a oreja. Por no variar... Solté un suspiro de resignación.
—Paso de tu culo, mientras que me dejes dormir... —él asintió como si fuese un niño pequeño y, después de darme la vuelta de nuevo, al poco tiempo me quedé dormida.
Era extraño pero al día siguiente me levanté feliz.
Nuevo día y con él, nuevas decisiones.
Iba a ser fuerte y fue algo que me propuse ayer cuando salí a correr. Es cierto que cuando vine, estuve algo compasiva con Álex y no debí dejarle dormir conmigo en la misma cama, pero bueno, estaba cansada y tenía pocas ganas de discutir.
Me giré y ahí estaba. Tumbado, tan tranquilo que sentí lástima por él porque parecía roto por dentro. Y caí en la cuenta de que yo sabía poco sobre Álex, ¿para qué engañarnos? Prácticamente no sabía nada. Solo que sus padres se habían ido de vacaciones nada más llegar aquí. Ya está, es lo único que sé, mi lista sobre asuntos relacionados con el moreno es demasiado cortas, apenas existente.
Y como soy una chica tan sumamente curiosa, la curiosidad comenzó a crecer en mi cuerpo.
Agité mi cabeza. Me había propuesto olvidarlo y así sería.
Bajé al trote a la cocina y me serví un vaso de zumo mientras que seguía sumida en mis cavilaciones. Aunque no por mucho tiempo, cómo no.
—¡Tía! —la voz de Carol hizo que me sobresaltase dando un pequeño respingo. —¡¿Qué demonios hacías a noche acostada con Álex?!
—Joder Carol... —me llevé una mano a mi pecho. —Son las once de la mañana y me acabo de levantar, no era necesario dar tantas voces.
—Cuenta. —comentó ignorando mis quejas y haciendo un ademán con su mano. Se colocó frente a mí y comenzó a mordisquear una manzana.
—Me enfadé con él y vino a pedirme disculpas. —achiqué mis ojos. Eso tampoco era del todo cierto. —Supuestamente.
—Y os acostasteis. —afirmó. Abrí mis ojos exageradamente y negué con la cabeza velozmente.
—¿Por qué siempre estás haciendo tus propias suposiciones? Que no Carol, que no. Que no me voy a acostar con él, ni lo hice ni lo haré. —hice una equis con mis brazos después de dejar el vaso de zumo en la encimera. —Los tíos me son indiferentes, no sé cuántas veces te lo voy a tener que repetir.
ESTÁS LEYENDO
Amor y un chico no tan bueno. (Terminada)
Teen FictionAna, una chica de dieciséis años. Es responsable, buena hija, buena hermana, en todo intenta ser perfecta. Nunca ha hecho locuras y sigue las normas, hasta que lo conoce a él, Álex. Es problemático y todo un experto en el sexo, cosa que Ana desconoc...