CAPITULO VEINTISÉIS: Cuerpo dolorido y... una ducha.

25.2K 1.1K 56
                                    



Me levanté con el cuerpo dolorido, no sabía que después de la primera vez me iba a doler tanto. Sé que avisan de que es jodidamente doloroso y que lloras. Pero os aseguro que es mucho peor que eso. Con esto no quiero asustar o alarmar a nadie, pero os aconsejo que cuando lo vayáis a hacer por primera vez, mejor que vayáis sedadas.

Pero me alegro de ello. Es muy doloroso, como ya he dicho, pero es lo más bonito que te puede pasar. Es fundirte con una persona tanto en cuerpo como en alma, saber que ambos sois delicados y estáis totalmente indefensos bajo la otra persona. Algunas personas dirán que no es solo compartir un momento, es mucho más que eso, porque en ese momento das tu corazón, tu alma y todo tu ser. Es uno de los pocos momentos en la vida con el que sientes de una forma casi irreal, tan intensamente que cada célula de tu cuerpo está al total límite de percepción y que cada trozo de piel está sufriendo un escalofrío constante.

Para que os hagáis una idea: estás sedado y sintiendo todo como nunca, pero no hasta tal punto de poder evitar el dolor de la primera vez. Creo que eso es lo malo. Sientes mucho lo bueno y cada íntimo y perfecto detalle; pero el dolor también se amplifica.

A pesar de pensar que ha sido lo mejor de mi vida, en mi mente también pasa la posibilidad de que quizás haya sido un fallo. No sé por qué, supongo que siempre veo las dos caras de la moneda, tanto la mala como la buena; aunque, después de todo, pase lo que pase, al menos ha sido con la persona que quiero y creo, que eso es un punto a favor. Porque sí, mis sentimientos están aclararos a un 90%. Sé que eso no es lo suficiente, pero para mí es pedir demasiado. No sé cómo se siente el amor, no sé cómo puedes saberlo, no sé nada sobre esta historia. Ni si quiera creo en él, ¿qué os vais a esperar de una persona tan sumamente desinformada sobre el tema? Y con menos experiencia que una roca.

Me giré para ver a Álex y tenía una expresión relajada en su cara. Sonreía como si fuese un niño chico al que acababan de darle el mejor regalo de navidad de su vida y yo sonreí por verlo así. Los recuerdos de la noche anterior brotaron en mi cabeza de repente. Reñimos, me pide perdón y nuestra manera de reconciliación fue de lo más peculiar. Ya nos estamos empezando a parecer a Carol y Dani. Pero ahora, ¿por qué Álex ha querido hacerlo conmigo? ¿Qué somos? Novios no, eso está claro; pero amigos tampoco. ¿Amigos con derecho quizás? Sí, seguro que es eso. Pero, ¿realmente quiero ser su "amiga con derecho"? Después de los sentimientos que están aflorando en mí, no estoy tan segura de querer aceptar eso. Soy desconocedora de lo que siento, pero soy consciente de lo que comienzo a sentir. Algo mucho más fuerte y vehemente. Si somos amigos con derechos, él puede acostarse con otra, al igual que yo y no creo que lo aguantase. Sería como una puñalada en el corazón y no estoy dispuesta a que me rompan el corazón una vez más. No aún. Quizás lo mejor sea alejarme de él. Alejarme de este idiota, estúpido, irritante, petulante y todos los adjetivos insultantes que hay en el mundo. Pero sexy, guapo, único y todos los adjetivos halagadores existentes. Álex significaba mucho para mí y ¿quién me iba a decir que me acabaría "enamorando" de él? O eso creo. Aún falta la confirmación que espero poder darla en los próximos días. Yo lo odiaba, eso no va a cambiar, pero ya sabéis, del amor al odio solo hay un paso y esta vez, ha sido del odio al amor y yo he dado dos, de nuevo hablando de una forma hipotética. ¿Realmente estoy enamorada de él? Me gusta, pero no siento las típicas "mariposas" de los que todos hablan. A lo mejor es todo mentira. No me puedo creer que yo, Ana, la mismísima Ana que odia el amor y que no cree en él, me esté replanteando la idea de estar enamorada. Que esté dudando de mis pensamientos y que haya dejado de ver que las cosas malas (más o menos), no son tan malas y todo gracias a, nada más y nada menos, que Álex. El que entró en mi vida y se reía de mí constantemente. Que con sus cambios de bipolaridad me volvía loca y mareaba la perdiz como un niño pequeño.

Amor y un chico no tan bueno. (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora