CAPITULO VEINTINUEVE: ¿Somos novios?

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—Ana, ¿podemos hablar? —sonó la voz de mi hermano que estaba apoyado en la puerta.

—Pasa. —accedí asintiendo con la cabeza.

—Os dejo solos. —dijo Álex y después de darme un beso en la mejilla como despedida, se fue. Honestamente agradezco que no me lo diese en los labios, creo que Dani aún no se ha ''hecho'' a la idea de que podría tener algo con Álex,(cosa que se niega a admitir pero que lo ve hasta un ciego) y que se hubiese tirado encima de él hasta quedarlo más tonto de lo que está y más dramas en mi vida, no gracias. Aparte de que ni yo misma tenía claro si teníamos algo o no. Era una conversación que deberíamos hablar, pero que a mí me daba tanto miedo afrontarla que simplemente estaba huyendo. Sí, sí, ya sé que no sirve de nada huir de los problemas, pero es mi forma de afrontarlos. Más o menos.

—¿Puedes contarme que era eso? —mordí mi labio inferior y empecé a relatar a Dani todo lo que le había dicho a Álex anteriormente. Me escuchaba con atención y según yo avanzaba con la historia, más tenso y malhumorado se ponía él, con razones claro. ¿A qué clase de hermano le gustaría que violasen a su hermana? A ver, probablemente habrá más de un hermano demente por el mundo, visto lo visto, hay todo tipo de personas en la sociedad.

Suspiré. Me costaba hablar de este tema, da igual el tiempo que pasase, era algo que nunca se olvidaría y que siempre dolería. Una experiencia tan dura y traumática como esa no se olvida de la noche a la mañana. No puedes simplemente borrar esa parte de tu vida. Esa parte que ha marcado un antes y después en tu personalidad.

No asimilaba todo lo que estaba pasando en mi vida y tampoco sabía el por qué. Quizás me lo merecía y bueno, el karma estaba haciendo su trabajo o tenía fe de que fuese una broma de mal gusto y que en el momento más inesperado saliese una cámara oculta y estuviese saliendo en un programa de televisión. Ojalá y fuese eso.

—Encontraré a ese subnormal. —anunció mi hermano apretando los puños y con los ojos llorosos. Nunca, jamás, en todo lo que llevo de vida y uso de conciencia, había visto a mi hermano llorar.

—Dani... —comenté suavemente, pero me interrumpió.

—¡Pero ese qué coño se cree! ¿Qué puede abusar de ti e irse de rositas? ¿No le remuerde la conciencia? ¿No le bastó con hacerte lo que te hizo que quiere más? ¡Por encima de mi cadáver! —mi hermano respiraba con dificultad, había comenzado a obtener un color rojizo debido al enfado, el ceño cada vez se fruncía más y, probablemente, si estuviésemos en una serie de dibujos animados, lo representarían como un toro furioso que echa humo por las orejas y la boca.

—Dani, tranquilo... —puse, lentamente, mi mano sobre su hombro.

—Y tú. —me señaló acusatoriamente, ignorando cualquier palabra que saliese por mi boca. —Estoy cabreado contigo. —abrí los ojos incrédula.

—¿Conmigo? ¿Y conmigo por qué? Soy la víctima, no sé si lo recuerdas y si esa parte de la historia te ha quedado clara.

—Lo sé, por eso mismo. —suspiró e intentó relajarse. —No me contaste nada cuando ese capullo fue tu ''novio'', cosa que deberías haber hecho porque soy tu hermano y siempre estaré a tu lado. Y mucho más si se dan casos como estos. —su método de relajación no funcionaba en absoluto.

—No quería preocuparte. —mascullé jugueteando con mis dedos.

—¡Ana! —di tal respingo de la cama que casi me caigo. Es lo que ocurre si a mi hermano le das mal humor para que se junte con mi característica torpeza. —¡Más me preocupo ahora que no sé donde está! Si hubiese acabado con él en el momento oportuno, esto ahora no estaría pasando.

Amor y un chico no tan bueno. (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora