CAPITULO DIECISIETE: 'Te quiero.'

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Lo sabía. Si es que lo sabía. Sabía que Emily no era de fiar y que nos traería muchos problemas. ¡Si prácticamente es ella la razón de todos los problemas! Es como un punto de inicio. Qué casualidad que cuando ella venía, también aparecían los tipos esos. ¡Hasta un ciego ve eso! ¡Hasta un ciego! Pero no. Mi hermano se cree las tonterías que le dice ella como que lo quiere y siempre estará ahí, que se arrepiente y bla, bla, bla. Puras patrañas. ¿Después de tanto tiempo se va a acordar de él? ¡Vamos hombre! Eso es algo inconcebible y ninguna persona en su sano juicio se creería algo así. Bueno, por lo que se ve y lo que yo sabía desde hace tiempo, mi hermano es imbécil. Confirmado. Reconfirmado. Y miles de veces más.

Rápidamente, antes de que ella me viese y antes de que se pudiese ir, cogí el móvil e hice varias fotos de esa escena. Sabía que solo con contárselo a Dani no serviría porque la defenderá, pero así no puede negarse a lo evidente, hay pruebas de que es cierto. Creo que hablaré con él cuando la traidora y vulpeja de Emily no esté merodeando cerca, va a ser difícil encontrar un momento así pero no imposible y, además, quizás Álex me pueda ayudar con esto.

Me alejé de aquel lugar y salí fuera al encuentro de Álex. Paseé mi mirada por cada rincón y apenas podía visualizar algo, pero después de mucho buscar y esmerarme en diferenciar alguna figura bajo tanta oscuridad, lo vi sentado cerca de un árbol, apoyado sobre el tronco de éste. Rodé los ojos. Al menos es una persona melancólica cuando bebe y no es agresivo. Me acerqué a él y me agaché un poco para quedar a su altura.

—Vámonos ya. —le dije haciéndole un gesto con la cabeza. Él asintió cansado y se levantó con pesadumbre.

Mientras íbamos en el coche (ya siendo una costumbre) comencé a divagar. La verdad es que la fiesta de esta noche había dado para hablar y mucho más para recordar. Aún no sabía cómo iba a abordar el tema de Emily con los demás y mucho menos cómo se lo iba a tomar mi hermano. Seguimos sin tener el dinero de los tipos esos y, además, está el estado de miseria en el que se encuentra el moreno petulante porque una chica no lo quiere. O eso cree él. Suspiré. Mi vida antes era muy sencilla, odio haberme metido en un medio cliché.

Cuando el coche frenó y llegamos a casa, entramos y subí con él agarrándolo hasta su habitación para que no perdiese el equilibro. Era cierto que se había despejado un poco y su borrachera había disminuido, por eso había podido conducir bien, pero aún así tenemos que tener en cuenta que aún le quedaba alcohol en el organismo y no me apetecía nada que se cayese de las escaleras y muriese en el acto. Es decir, seguro que me culparían de homicidio y no estoy preparada para ello aunque muchas veces quiera asesinarlo.

—Voy a la cocina para que comas algo ¿vale? —anuncié una vez que lo dejé sobre la cama. —¿Estás mejor? —pregunté.

—Aún estoy ebrio pero estoy algo mejor. —contestó acomodándose y quedando totalmente tumbado.

—Voy a por la comida. —dije asintiendo y dándole una sonrisa.

Bajé las escaleras y fui a la cocina. No iba a darle mucha comida porque después de una borrachera tampoco puedes hacer que la persona bebida coma mucho ya que vomitará probablemente, así que le subiré algo de helado.

¿Desde cuándo me he convertido yo en una niñera? Quiero cobrar.

Me dispuse a subir de nuevo para ir a la ordenada habitación del sexy Álex. Sinceramente, me apetecía pasar un rato con él aunque tuviese que ser su cuidadora y estuviese en el estado que estaba. Después de la noche que habíamos tenido y de la noticia que tenía que darles, eso era lo único que me despejaría un poco. Sí, podía parecer muy extraño y sí, sé que soy muy contradictoria queriendo matarle pero después desear y necesitar pasar tiempo con él, pero una cosa no quita a la otra. Tenía bastante miedo de cómo iban a reaccionar ambos chicos. Mucho a decir verdad.

Amor y un chico no tan bueno. (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora