CAPITULO VEINTICUATRO: Ana me está volviendo loco.

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NARRA ÁLEX.



—Bueno, dime que es lo que me tenías que contar y deja el móvil. —pidió mi amigo impaciente. Suspiré pesadamente.

—No sé ni cómo comenzar. —comenté sentándome en el sofá de al lado y dejando el móvil sobre la pequeña mesa de madera.

—¿Con palabras? —sugirió arqueando su ceja. Rodé mis ojos, definitivamente ese chaval era más tonto que yo.

—Pues a ver que no sé qué hacer con Ana. —mencioné rápidamente.

—¿Cómo que no sabes qué hacer con Ana? —preguntó desconcertado.

—Porque tío Ana es diferente y la he cagado muchas veces con ella porque no es como las demás y no sé cómo llevar la situación, estoy totalmente perdido. Esto es nuevo para mí. —me sinceré. Me daba bastante corte hablar de unos sentimientos tan fuertes (aunque aún indefinidos) con una persona, pero sabía que podía confiar en Luke.

—Pero a ti te gusta que no sea como las demás. —se acomodó mejor en el sofá.

—Ya, por eso. Que estoy hecho un lío vamos. —pasé las manos por mi cara con frustración.

—¿Te gusta? —interrogó mi amigo.

El silencio nos invadió temporalmente. Me quedé un rato analizando su pregunta, es decir, ¿me gusta Ana? Pero gustar de verdad, no un simple rollo pasajero, alguien que te cambie la vida. Que llegue y te rompa los esquemas; una tus pequeños pedazos; y quieras abrazarla siempre. ¿Me gusta Ana hasta ese punto?

—¿Cuenta que le haya dicho que la quería? —miré mis manos pensativo. No estaba muy acostumbrado a expresar mis sentimientos. Maldita chica morena que ha aparecido en mi vida para cambiarlo todo.

—¡¿Qué?! ¿Le has dicho que la quieres? —preguntó Luke sobresaltado.

—Sí... cuando estaba borracho y bueno, al día siguiente sin estarlo también pero porque decía que no podía decírselo sin estar borracho y yo tenía que demostrarle que no era así.

—Mira Álex, yo creo que Ana y tú tenéis la típica relación amor-odio y que os picáis para deciros la verdad. Ana y tú os gustáis y no sé por qué no das el paso, estáis perdiendo el tiempo en un juego de tira y afloja. —opinó mi amigo.

—Porque no le gusto y no quiero ser rechazado. —Luke chasqueó la lengua irritado.

—Eres un orgulloso, así no vas a conseguir nada con ella. —¡no, no y no! Yo no era orgulloso. Nada de nada. Jamás. ¿Por qué nadie me entiende? No quiero que me diga que no, no quiero ser rechazado... No lo quiero porque...

No lo quiero porque no sé si seré capaz de soportarlo.

—No, es que yo no creo en el amor. —aunque me encantaría poder hacerlo.

—Y por lo que me ha contado Carol, Ana tampoco, pero sin embargo la realidad es la realidad y os habéis enamorado sin daros cuenta. —achiqué mis ojos en su dirección. Eso es imposible.

—Si me hubiese enamorado lo sabría.

—Y lo sabes, pero no quieres reconocerlo. —eso no tiene sentido. Es algo inverosímil.

—Ese sentimiento no encaja conmigo y no encajará nunca. —es más, me negaba a enamorarme de Ana. No porque ella no fuese la chica perfecta o me fuese a dañar, sino porque yo no sería demasiado bueno para ella.

Amor y un chico no tan bueno. (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora