Obviamente mi hermano entró en cólera, se abalanzó sobre Álex y lo puso contra la pared. ¿A quién se le ocurre presumir de haber dormido en la misma cama que yo con mi sobreprotector hermano delante? Es más, ¡dirigiéndose a él!
Ajá. A Álex.
Sin duda es un suicida.
—¡¿Qué coño le has hecho?! —Álex seguía con su sonrisa presuntuosa y me miraba fijamente con esos ojos azules.
Hasta que ocurrió.
Dani estampó su puño contra la cara del moreno, haciendo que me sobresaltara y volviese al mundo real. Es cierto que me sorprendió que reaccionase de esa manera, bueno, no pensaba que fuese a pegarle realmente; pero en sí que se enfadase, claro que no me conmocionó. Era lógico que respondieras de esa manera si te enterases que tu hermana pequeña ha dormido en la misma cama que tu amigo el prostituto.
Sí, lo he llamado prostituto. Y eso es porque lo es.
Sabía el temperamento que tenía mi hermano y más si se trataba de asuntos relacionados con su hermana pequeña, pero nunca imaginé que fuese a pegarle. Supongo que mi hermano, por muchos años que pase, siempre me acabará sorprendiendo.
—¡Dani, suéltalo! —exclamé para que no le estropease esa cara de ególatra. O, mejor dicho, para que mi hermano no fuese a la cárcel por asesinato. —No me ha hecho nada, de verdad. —añadí tirando de su mano hacia atrás. Pero como era de imaginar, no lo moví mucho.
Estos chicos deben estar hechos de piedra o incluso hierro.
—Más te vale que no le hayas hecho daño o te mato, capullo. —escupió mi hermano con ira, lanzándole una mirada amenazadora.
—Tío, relájate, no la he tocado. —el comentario de Álex, enfureció aún más a mi hermano, haciendo que se aproximase más. Sin embargo, a pesar de la postura de seguridad y enfado que derrochaba mi hermano, el moreno estaba relajado y tranquilo. Como si no estuviese viendo a la personificación de un rinoceronte.
—Dani, tranquilo. —le susurré yo, poniéndome entre ellos, quedando así frente a mi hermano y dándole la espalda al irritante moreno. Agarré su cara y le lancé una mirada tranquilizadora. —Solo hemos dormido juntos porque tú y Carol estabais... Bueno... —alejé mis manos de su cara y comencé a juguetear con mis dedos, mordiéndome el labio inferior y agachando la cabeza.
Vergonzoso. Creo que me negaba a admitir en voz alta que mi mejor amiga y mi hermano se habían acostado.
Sí, definitivamente nunca lo escucharíais salir de mi boca.
—Lo siento. —me dijo Dani abrazándome. —Luego hablamos ¿vale? —la mirada que le lanzó a Álex no estaba muy clara. Era una mezcla de arrepentimiento y de desagrado. Mi hermano necesitaba aire, así qué Carol lo agarró del brazo y salieron por la puerta de casa.
Genial, vuelvo a estar sola con el diablo narcisista.
Miré a Álex y vi su ojo morado con un poco de sangre en su ceja. Suspiré. ¿Sabéis que es lo peor de tener un buen corazón? Que irías a ayudar incluso al mismísimo diablo narcisista. Cogí su mano y le dejé apoyado contra la encimera mientras que él me miraba desconcertado y a la vez con una sonrisa dibujada. No mencionó nada mientras que buscaba el botiquín, sinceramente lo preferí.
—¿Aquí haremos el amor? —preguntó rompiendo el silencio aún con esa sonrisa en sus labios.
Sí. En ese momento me entraron ganas de darle con el botiquín en la cabeza.
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Amor y un chico no tan bueno. (Terminada)
Genç KurguAna, una chica de dieciséis años. Es responsable, buena hija, buena hermana, en todo intenta ser perfecta. Nunca ha hecho locuras y sigue las normas, hasta que lo conoce a él, Álex. Es problemático y todo un experto en el sexo, cosa que Ana desconoc...