CAPITULO TREINTA Y UNO: No soy bueno para ti.

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No quería que esto volviese a pasar, no quería que este pervertido estuviese encima de mí, manoseándome. ¿Por qué mi vida es una mierda? Siempre he dicho que quería emociones, que quería salir de lo aburrido, ¡pero no que quería poner mi vida en peligro! David estaba por quitarme la camisa, cuando la puerta sonó.

Gracias a Dios.

Dani estaba con la cara llena de furia, había dejado caer las bolsas de la compra y sus puños estaban apretados.

Adiós David, estás muerto. Y sé que no hay que desearle la muerte a nadie, ¿pero sería considerada mala persona por querer que desapareciese? Ya no por mí, sino porque ahí fuera había más personas a las que había dañado y dañaría y eso era lo injusto.

Mi hermano se abalanzó contra él, dejando a David totalmente inmovilizado sobre el suelo. Se puso encima y empezó a pegarle puñetazos. Tenía una mirada perdida pero decidida, los puños comenzaban a ponérsele rojos por los impactos y el sudor que caída de su frente se mezclaba con el color rojizo lleno de furia que se dibujaba en su cara.

Vamos, que parecía un tomate en todo su esplendor.

—¡¿Quién coño te crees tú para volver aquí?! ¡¿Quién te crees que eres para violar a mi hermana?! ¡Pedazo de mierda! —un puño tras otro volaban y aterrizaban en la cara de David. ¡Dale fuerte!

¿Qué? No estoy a favor de la violencia pero unos puñetazos no le venían nada mal.

—¡Esto por intentar violarla de nuevo! —le pegó en la nariz y ésta comenzó a sangrar. —¡Esto por acosarla! —otro de sus ganchos aterrizó en su labio, partiéndolo. —¡Esto por mandarle las fotos y las cartas! —la cara de David estaba totalmente ensangrentada y con moratones.

Sabía que el capullo ese se lo merecía, pero si mi hermano seguía así lo iba a matar literalmente y no quiero tener que sacarlo de la cárcel. No podía pensar con claridad, estaba en shock, sentada en el sillón y viendo aquella escena. Un grito en mi interior. hizo que volviese a la realidad y pudiese reaccionar aún estando un poco desorientada. Tenía que tomar medidas al respecto, entendía perfectamente a Dani, pero también lo quería y no iba a permitir que fuese al calabazo tan joven por un tío tan despreciable que no lo merece.

—Dani ¡para! —me acerqué corriendo a mi hermano e intenté sujetar sus brazos que se dirigían una y otra vez a David con rapidez. Carol estaba en la puerta, viendo la escena atónita y sin atreverse a hacer nada. Gracias por ayudarme pequeña amiga. (Nótese mi ironía) Aunque siendo justa, en cierto modo incluso llegaba a entenderla. —¡Dani que lo vas a matar!

—Pues que muera el subnormal este. —bufó con furia. David sonreía medio inconsciente. Su cara de burla alteraba más a mi hermano e incluso a mí me entraban ganas de matarlo. ¿Está entre la vida y la muerte y se sigue riendo? Yo cada día lo flipo más con personas como estas.

—Por favor Dani, ¡para! —comenté con las lágrimas en mis ojos, lo que no estaba segura era de si eran producidas por la ira o por el miedo de que a mi hermano le pasase algo por hacer daño a un capullo que tanto se lo merecía. Ambas cosas quizás. Todo esto me podía. Dani giró para verme y al ver mis lágrimas caer por la mejilla, su puño paró justo a cinco centímetros de la cara de David. Sin levantarse de encima de él, giró su cuerpo un poco y me abrazó.

—Lo siento... —susurró arrepentido, como si lo que hubiese hecho estaba mal.

—No lo sientas, gracias por aparecer en el momento indicado y defenderme. —apreté el abrazo. Nos quedamos así unos minutos, este momento era el perfecto y no quería que acabase jamás.

Amor y un chico no tan bueno. (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora