CAPITULO QUINCE: ¿Luke?

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Por sorprendente que suene, el resto del día lo pasé con Álex en mi habitación (y no hay que pensar mal, mentes depravadas) y, también algo bastante chocante, es que mi hermano no se había dignado ni atrevido a subir, es más, lo había estado escuchando reírse y haciendo bromas con Emily como si nada hubiese pasado. Me molesta mucho su comportamiento, soy su hermana y la familia siempre está por encima de todo lo demás.

Pero sí, creo que mi hermano lee las mentes porque justamente cuando estaba teniendo ese pensamiento, tocó a la puerta. Porque dudo mucho que vaya a ser Emily la que me venía a hacer una visita. El odio que sentía hacia ella era recíproco.

—Ana, tenemos que hablar. —Álex me miró analíticamente y se levantó para abrir la puerta pero no del todo, simplemente quedó una pequeña hendedura por la que solo se podía asomar la cabeza.

—Ana no quiere hablar contigo. —me defendió el moreno.

—Álex no te metas en asuntos privados. —contraatacó mi hermano.

—Defiendo a quien se merece que la defiendan. —debatió. Sé defenderme sola, pero no me culpéis, ha sido él el que ha tomado la iniciativa de encarar a mi hermano y eso solo me hace plantearme seriamente cómo lucirá mi cara.

—Es mi hermana y necesito hablar con ella. —Dani intentó apartar a Álex, pero el moreno le dio un pequeño empujón y lo hizo retroceder de nuevo. Me levanté de la cama inmediatamente para poder observar algo con mayor claridad sobre el hombro del chico petulante.

—No es el momento. —reiteró.

—Álex pasaré y hablaré con mi hermana por las buenas o por las malas. —evidentemente, como cualquier persona racional haría, antes de que comenzasen a enfrentarse a puñetazos limpio, intervine y me acerqué a Álex para ponerme de puntillas y poder ver a mi hermano con totalidad.

—Dani, ¿qué quieres? —cuestioné cruzándome de brazos.

—Hablar. —tanto mi pregunta como su respuesta fueron absurdas. Pero lo siento, las personas tendemos a preguntar y responder obviedades.

—Yo no tengo nada más que decirte. —contesté indiferente aunque un poco a la defensiva. Y justificado. Álex agarró mi mano con fuerza sin que Dani se diese cuenta, eso sí, la cara de asombro con la que miré al moreno probablemente no pasó desapercibida pata mi hermano.

—Pero... —Dani iba a comenzar con sus disculpas y frases de arrepentimiento cuando Álex intervino.

—Pero nada. Si ella no quiere hablar, pues no quiere. Es mejor que te vayas Dani. —mi hermano me mandó una mirada lastimera mientras que al moreno le mandó una llena de odio. Se alejó de mi habitación a regañadientes y pudimos ver y escuchar como bajaba las escaleras. Paso firme, fuerte y decidido, al igual que el portazo que dio antes de salir de casa. —Ya se le pasará. —intentó consolarme el moreno al ver como cerré los ojos fuertemente. Lo peor de todo es que soy yo la que debería actuar de esa manera.

—Eso espero... —mascullé notando como la mano de Álex hacia caricias en mi espalda. —Espero que se nos pase a los dos. —negué con mi cabeza y lancé un suspiro. En ese mismo momento, como si el destino quisiese que me alejase a toda costa de mi casa, mi móvil comenzó a sonar. —¿Dime?

—Fiesta en casa de Luke, pásate a por mí a las ocho, no pienso seguir sumida en la desgracia. Te quiero. —y esa era mi amiga en un estado de restauración.

—¿Quién era? —curioseó Álex.

—Carol, hay fiesta en casa de Luke. —ese chico celebraba más fiestas que los personajes de las series y libros americanos.

Amor y un chico no tan bueno. (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora