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NATHALIE


Un ruido lejano interrumpió mi pacífico sueño. Gruñí cubriéndome la cara con la almohada, una almohada redonda y nada esponjosa. Abrí los ojos medio milímetro sólo para comprobar que lo que mis brazos aferraban era uno de los cojines del sofá. Tenía sentido, ya que era donde había pasado la noche. A veces simplemente me desplomaba en cualquier superficie cómoda. 

El timbre de mi teléfono sonó alto y fuerte de nuevo sacándome otro quejido. Rodé de costado y lo cogí de la mesita de té. 

—¿Hola?

—¡Nathalie! —saludó una voz alegre al otro lado—. Oh, me alegra tanto haberte encontrado.

—Uh, ¿Camile?

—Bueno, gracias a Dios alguien me recuerda. Ha sido difícil ubicarte. Tuve que convencer a Devan de que me diera el celular de Daven para obtener tu número.

—Vaya. 

—Quería darte noticias sobre Larsson —explicó—. Abrirán una sucursal en California. El proyecto se encuentra en su fase final y estimamos que estará listo para el próximo año. Algunos de nosotros hemos recibido propuestas para tomar cargos importantes. Ya sabes, dirección de diseño, edición, marketing, corrección. Quieren armar un equipo confiable que esté a cargo de los primeros proyectos.

Me erguí apoyando mi peso en un codo.

—Oh, eso suena genial.

Más que genial, era increíble. Mi corazón latió deprisa por lo que significaba recibir semejante oportunidad. Larsson era una de las firmas editoriales más gordas del país. Había crecido como la espuma durante los pasados años. Lo sabía porque había estado espiando entre noticias mientras, secretamente, lamentaba haber abandonado mi trabajo como editora.

—Sigo siendo la mano derecha de Sara, ¿la recuerdas? —prosiguió Camile—. El punto es... que necesitamos editores. Sé que regresaste a Hampton para ayudar a tu familia, pero esta es una propuesta de oro, Natt. Hablé con Sara y estuvo encantada con que te contactara. Aún te recuerda. Dice que eres brillante, que necesita gente igual de apasionada que tú.

Cerré los ojos exhalando despacio.

—¿Me están ofreciendo mi empleo de vuelta? —pregunté sólo para estar segura de lo que estaba oyendo.

—¡Por Dios, sí! ¿No es emocionante? —chilló—. Será mucho mejor que cuando sólo éramos practicantes. Estarás aspirando a algo más que servir café y hacer el trabajo que nadie quiere hacer. Podrás trabajar directamente con los escritores, recibir manuscritos, diseñar tus propias propuestas. Me parece que quieren armar un equipo de acuerdo a géneros. ¿Imaginas que puedas liderar alguno?

Lloriqueé desplomándome de vuelta entre los cojines.

—No puedo hacerlo.

—¡¿Qué?!

Brevemente, le expliqué mi situación.

—Esperaba que lo hubieras solucionado.

—Todavía no —me lamenté.

—¿Seguro que no hay nada que puedas hacer?

—No, Cami. Estaré en Hampton por tiempo indefinido... o al menos hasta que encuentre el modo de hacer que Mochee's avance. Hay demasiadas deudas y problemas de los que debo encargarme.

—¿Qué hay de tus hermanos?

—Ayudan bastante. —Evité mencionar a Blake—. Sin embargo, todavía queda mucho camino que recorrer.

Miradas al Sol (Destinados II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora