Wooyoung ya estaba a unos cuantos pasos de llegar a su hogar, estaba pensando seriamente en sí debería arriesgarse y llegar a su casa o escapar hacia algún país lejano donde nunca puedan encontrarlo y cambiar su nombre a Vladimir Báthory.
A pesar de que la última idea era la mejor para él, no tenía el dinero suficiente para hacer todo eso. Así que si o si tenía que irse a casa.
Sus padres ya sabían de su relación con San y por supuesto que eso no les gustaba en lo absoluto. Más de una vez le dijeron que debe terminar con el peli rosa, pero Wooyoung nunca les hizo caso porque no pensaba dejar a San por nada en el mundo.
La forma en la que conoció a San fue algo...peculiar.
Llegó a esa preparatoria cuando apenas cursaba primer año a la mitad del curso, un día miró como un muchacho de cabello oscuro con mechones rojos estaba a punto de golpear a otro chico, rápidamente fue a defender a aquella pobre víctima y intentar ahuyentar al bravucón. Pero las cosas pasaron de diferente forma...
(Flashback)
Wooyoung corrió con rapidez hacia aquellos muchachos y se puso enfrente del chico que se encontraba en el suelo con su rostro lleno de moretones y el cabello alborotado, siendo como un escudo humano para aquel joven en estado vulnerable.
- ¡Basta! ¡Déjalo en paz!
- Escucha bien mocoso, quítate o terminarás como él.- el de mechones rojo amenazó y con su dedo índice apuntó al chico en el suelo.
- No me importa, sólo déjalo, no tienes que ser malo con los demás.
- "Ni tiinis qui sir mili cin lis dimis".- dijo imitando el tono de voz de Wooyoung.- Fuera de mi camino, princesita.
El chico trató de empujarlo, pero Wooyoung fue más rápido y con un golpe en sus manos lo apartó.- ¡No me toques!
- Y sí lo hago ¿qué me harás? ¿Ehm?.- tomó con fuerza el cuello de la camisa de Wooyoung y acercó su rostro al del contrario para intimidarlo de alguna manera, pero al observar más detalladamente su rostro, pudo notar su pequeño y bonito lunar, además de que la belleza de aquel peli negro era impresionante.
Precisamente Wooyoung pensó lo mismo, el tipo podía ser un patán, pero no podía negar que era bastante guapo.
- Oye princesita, me gusta tu lunar...
- Oh, g-gracias...aunque a mí no me gusta mucho...- respondió con las mejillas rojas, ¿acaso aquel chico le estaba coqueteando?
- ¿Por qué? Es muy lindo...de hecho...toda tu cara es linda.
- T-tú también eres muy lindo.- le sonrió de forma tímida y con sus mejillas aún rojas.- Por cierto, me llamo Wooyoung ¿y tú?
- Mucho gusto lindura, me llamo San, pero puedes decirme mi amor sí quieres.- San guiñó uno de sus ojos y le extendió su mano a Wooyoung.- ¿Aceptarías tener una cita conmigo, bonito?
- ¡Claro! Pero ¿justo ahora? Es que tenemos 3 clases más y no podemos faltar.
- ¿Quién dice que no? Además, sólo será una vez, te prometo que nada malo sucederá.
Después de pensar por un rato aceptó la cita con San y ambos abandonaron la escuela sosteniendo sus manos.
El chico que aún se encontraba en el suelo con un horrible dolor en todo su cuerpo, se levantó después de presenciar aquella escena y murmuró confundido.- ¿En serio esto acaba de pasar?