El interior del auto de Mingi era un caos, la música rock estaba a todo volumen, el olor a tabaco era potente y sin mencionar a los 3 adolescentes drogados y alcoholizados cantando a todo pulmón.
Seonghwa nunca había consumido drogas, ni bebía alcohol. La idea de hacerlo le daba miedo, pero gracias a Mingi, quien prácticamente lo obligó, terminó inhalando un polvo blanco de dudosa procedencia, además de probar por primera vez la marihuana. Tampoco salía con amigos, porque de hecho no los tenía hasta ahora.
De pronto, escucharon el sonido de la sirena de policía, los estaban siguiendo ya que Mingi iba a una velocidad exageradamente rápida y no había respetado las luces rojas de los semáforos.
Pero eso hacía más divertido todo, amaban sentir esa adrenalina de meterse en problemas, y ahora Seonghwa también.
Mingi se desvió del camino para ocultar el auto detrás de varios árboles. Lograron perder de vista a los policías.
Estaban en medio de lo que al parecer era un bosque, les pareció buena idea salir del auto y dejar la música reproducirse mientras ellos se sentaban sobre el cofre del auto para beber sus cervezas.
Beber con Mingi y Hongjoong fue divertido, lo que no fue divertido era el horrible dolor de cabeza que tuvo al despertar.
No recordaba como llegó hasta su casa, no recordaba absolutamente nada. Lo únicos recuerdos que tenía eran que salió de la escuela junto a Hongjoong y Mingi, se subieron al auto de este último, también le ofrecieron inhalar un polvo blanco que venía dentro de una pequeña bolsita, después de eso ya no supo que más sucedió.
Se levantó de cama y se dió una rápida ducha para irse a la preparatoria.
Justo cuando estaba saliendo de su habitación, su madre molesta estaba parada frente a él.
- ¿Qué mierda estuviste haciendo anoche? Unos tipos llegaron vieneron a dejarte, olias a alcohol y algo raro. ¿Acaso consumiste drogas?
- Por supuesto que no.
- No me mientas Park Seonghwa, tus ojos estaban rojos.
- Lo que yo haga con mi vida es mi maldito problema.
- Tú eres un problema
- Lo sé, no necesitas recordarmelo.
- Más te vale no volver drogado a la casa, porque sí lo haces te dejo durmiendo afuera.
- No es la primera vez que duermo en el jardín, cuando traes a tus amantes tengo que dormir afuera para no escucharte gritar como la zorra que eres.
La mejilla de Seonghwa empezó a arder por el impacto de la mano de la mujer. Su madre le había dado una bofetada, una tan fuerte que su mano quedó marcada en la piel de su hijo.
- ¡NO VUELVAS A HABLARME DE ESA FORMA!.- con lágrimas en los ojos, caminó apresurada a su habitación.
Seonghwa bajó la mirada y se colocó el gorrito de su suéter para ocultar su mejilla.
Llegó a la preparatoria con un pésimo humor, se sentía enojado y triste a la vez.
Caminó hasta el patio de la escuela y se quedó sentado debajo de un árbol, su cara estaba oculta en sus brazos y estos estaban apoyados en sus rodillas.
Comenzó a llorar y a soltar pequeños sollozos, no soportaba su tormentosa situación familiar.
Nadie en su familia lo quería, o al menos no lo demostraban.
Su madre siempre lo insultaba y lo hacía sentir mal, esta era la primera vez que lo golpeaba. Cuando tenía 7 años, la encontró llorando en su habitación, quiso entrar para abrazarla y tratar de animarla, pero ella sólo lo empujó y le dijo que lloraba por su culpa, porque nunca debió nacer.
Su padre no lo maltrataba, de hecho, ni siquiera lo veía, siempre estaba en su trabajo, era el jefe de una pequeña empresa. Cuando quería jugar con él, este sólo le respondía; "Ahora no puedo, Seonghwa".
Odiaba estar en su casa, odiaba las peleas de sus padres, odiaba a su madre y a los hombres que entraban a su hogar cuando su papá no estaba.
Odiaba estar vivo.