- Vamos, quítate la camisa.
- ¡¿Estás loco?! Por supuesto que no.
- ¡Pero te vas a enfermar!
- He dicho que no.
Yeosang estaba a punto de responderle a Seonghwa, pero un sonido proveniente de la puerta de su casa siendo abierta lo hizo alarmarse.
- ¡Son mis padres! Tienes que irte.
- ¡¿Cómo pretendes que salga de aquí sin que me vean?!
Yeosang nuevamente actuó sin pensar, llevó desesperado a Seonghwa hasta su ventana, la abrió lo más rápido que pudo y lo aventó, haciendo que este caiga y se lastime la rodilla.
Cuando estaba a punto de levantarse, precisamente en ese momento su mochila calló sobre él, con las pocas fuerzas que le quedaban, se arrastró por el suelo hasta que se pudo parar y caminó con algo de dificultad hacia su casa.
Logró llegar a su casa por su cuenta, aunque aún le dolía su rodilla. Abrió la puerta y se metió dentro de la pequeña casa, su madre lo recibió sentada en el sofá, con los brazos cruzados y mirándolo de forma intimidante.
- ¿Por qué llegas tan tarde?
- Apenas son las cinco.
- Responde a mi pregunta, Seonghwa.
- Me empujaron por una ventana y no puedo caminar bien, me duele la rodilla.
La señora Park rodó los ojos y negó con su cabeza, sin creer las palabras de su hijo.- La próxima vez inventa una historia más creíble.
- Estoy diciendo la verdad.
- Mejor vete a tu habitación y ni siquiera te tomes la molesta de venir a la cena, recuerda que hoy no habrá para ti. Es tu castigo por lo de esta mañana.
- Como sea, no tengo hambre. Pero ¿podrías llevarme a un médico? Creo que mi rodilla está muy lastimada.
- No me molestes con tus tonterías, tengo bastantes cosas que hacer.
Caminó a su habitación, soltando pequeños quejidos de dolor. Lo único que podía hacer era colocarse una venda, por suerte tenía muchas.
En ese momento un pequeño pensamiento pasó por su cabeza;
"Tengo que vengarme de Kang Yeosang".
Sonrió de forma maliciosa ante aquello, quizás una pequeña bromita no esté mal.