🗡️ 24. La verdad del mundo

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Los cuatro bajaron a la ciudad y comenzaron a caminar, hasta que los dos menores se detuvieron.

– Oye –llamó Levi.– ¿Dónde está tu casa?

– ...S-Sí –caminó de nuevo.

Continuaron, con Levi y Hange siguiendo a Eren y Mikasa. Hasta detenerse a una residencia aplastada por una enorme roca, a la cual la vegetación la había cubierto como a toda la ciudad.

– ¿Es esta?

Ambos jóvenes quedaron en silencio, observando la casa, recordando. Todos comenzaron a revisar.

– Por suerte, el fuego no llegó aquí.

Eren y Mikasa recogieron los platos y tazas, hasta dar con una puerta de madera en el suelo; se miraron, asintieron y miraron al pelinegro.

– Aquí está la escalera al sótano.

– Bien.

Buscaron dos postes de madera, que usaron luego como palanca para mover la roca que cubría la mitad de aquella puerta. El castaño comenzó a mover los restos de escombro, hasta descubrir la manija; la tomó y abrió, dejando a la vista las escaleras. Hange iluminó con la linterna.

– Menos mal. Parece que no ha entrado agua.

– Vamos –dijo Mikasa, colocando una mano en el hombro del chico.

Él asintió. Levi bajó primero, iluminando con una linterna también; tras él los jóvenes, y finalmente Hange. Llegaron a la puerta.

– Eren.

– Sí.

Eren se quitó la llave que colgaba de su cuello y la acercó a la cerradura, intentando abrir el candado; exclamó sorpresa.

– ¿Qué pasa?

– ¿Eren?

– Apresúrate.

– Esta llave..no es de esta puerta.

– ¡¿Eh?! No puede ser. El señor Jaeger tenía esa llave.

– Muévete –lo empujó a un lado.– Yo abriré.

Levi levantó una pierna y le dio una patada a la cerradura, rompiéndola.

– Espera...

Tomó aquella y la abrió finalmente. Entraron a aquel sótano, y el pelinegro encendió la lampara sobre el escritorio.

– Parece algo así como un laboratorio.

– Mi padre era doctor. A menudo se quedaba aquí a preparar medicina.

– Ya veo –tomó un frasco.– Ciertamente, si este medicamento está tan bien especificado, generalmente está en circulación –lo dejó de nuevo.– Cada libro es sobre medicina. A primera vista, es el consultorio de un doctor. No hay nada sospechoso. Eso es lo que pienso.

– Bueno, si quiere ocultar algo, no lo dejaría visible a la vista de todos –giró.– ¡Oigan, no se queden quietos, mocosos! La intuición de Erwin no está tan apagada.

– Sí –dijeron ambos.

Eren y Mikasa comenzaron a revisar también, hasta que ella tiró una copa de madera sin querer y, al agacharse para recogerla, vio una cerradura en un cajón donde encajaba aquella llave.

– Eren –llamó. Todos la miraron.– Hay un agujero de cerradura aquí.

Los tres se acercaron, y ella se movió para que el castaño pudiese agacharse delante del cajón.

Freedom 🗡️ Levi AckermanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora