🗡️ 32. Vino

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– Es un arma de gas. Contiene fluido de mi médula ósea –dijo Zeke.– Petrifica a cualquiera del pueblo de Ymir que lo respire. Los inmoviliza y los deja inconscientes. Luego basta con que dé la orden y el poder de titán viaja por el Camino hacia la Coordenada. Por eso los titanes de ese pueblo me obedecían.

– No es "ese pueblo" –interrumpió Levi.– Es Ragako. Recuerda el nombre de la aldea que exterminaste, barbudo.

– Habría preferido evitarlo. Pero habrían descubierto mi plan de restaurar Eldia y no habría podido traer esperanza a esta isla. Pero esto ya te lo conté cuando llegué. ¿Por qué lo preguntas de nuevo?

– Sé que no sientes ninguna culpabilidad. No sé si realmente quieres salvar Eldia, pero su gente no te importa.

– No debes ser muy popular. No des por hecho que entiendes lo que sienten otros...Pero por el anillo que tienes parece que estás casado. Pobre de esa mujer.

– Lo entiendo –dijo volteando la mirada.– Y sí que fui popular –colocó la mano sobre su muñeca, en donde tenía aquel tatuaje con el nombre de su amada, su actual esposa.

– Lo que tú digas –exclamó extendiendo los brazos.– Ella era...de la Policía Militar, ¿Verdad?

– No te importa –gruñó.

– Pobre mujer –suspiró.– ¿Cuándo dejarán que vea a Eren para empezar los experimentos?

– Yo no lo decido –lo miró de nuevo.– Espero órdenes de arriba.

– Si creen que tenemos todo el tiempo del mundo, diles que se equivocan.

– En eso coincidimos. 

– ¡Capitán Levi! –llamó.

Aquel soldado se acercó a él, acercó una mano a su rostro para ocultar sus labios y le susurró algo al pelinegro.

– ¿Qué? –lo miró.– ¿Es eso cierto?

[Restaurante, Muro Sina]

Hage y los demás de la Legión esperaron unos segundos, hasta que Niccolo salió de la cocina y se acercó a ellos.

– ¿Son ustedes? ¿A qué vinieron? –señaló con el pulgar a sus espaldas.– Estoy ocupado atendiendo a unos invitados.

– Puedes volver al trabajo –sonrió Hange, levantando las manos.– Pero queremos hablar contigo más tarde.

– ¿Hablar? ¿De qué?

– Bueno, ya sabes. Seguro que te preocupa algo...

– Del arresto de los voluntarios –dijo Onyankopon.– Ayúdanos a investigar.

– Bien. De acuerdo.

El chef llevó a la Legión hacia una sala vacía, llena de mesas redondas.

– Esperen aquí.

– No sabía que tenían una sala así.

– Será para la Policía Militar.

– ¡Es el vino del que tanto se habla! –sonrió Jean, tomando una botella de vino.– Dice que sólo pueden probarlos los superiores.

– ¿Qué? Nosotros somos superiores en la Legión, ¿No? –sonrió Connie, acercándose a él.

– Sí –lo miró.– También podemos disfrutar de algo bueno de vez en cuando.

– ¡No lo toquen! –gritó, quitándole la botella.

Freedom 🗡️ Levi AckermanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora