🗡️ 26. Voluntarios

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Un barco de Marley se acercaba a la costa de la Isla Paradis. De pronto, Eren se colocó debajo de aquel y lo levantó.

– ¡Un demonio! –gritó uno de los marines, al ver al titán.

El castaño lo levantó sobre su hombro y comenzó a caminar, cargándolo hacia una zona rocosa de las costa, y lo dejó allí.

– ¡Hola, señores y señoras de Marley! –saludó Hange animadamente, corriendo hacia una roca alta.– ¡Bienvenidos a la Isla Paradis! –hizo una reverencia, llevando una mano a su pecho y extendiendo la otra.– Yo soy Hange –extendió los brazos.– Vengo a recibir a nuestros invitados del otro lado del mar –sonrió, señalando a un lado con sus manos.– Acompáñenme. Disfrutemos de un buen té. Ya nos hicimos amigos de uno de sus compañeros.

Los oficiales miraron a un lado, viendo a un chico marleyano rubio con las manos sujetas tras la espalda, temblando nervioso; tras él estaba Levi. Hange se acercó al rubio y lo abrazó.

– ¿Verdad, Nicolo?

El pelinegro movió un poco la cuchilla en su mano, apretándola más contra la espalda de aquel.

– ¡Capitán! ¡Olvídense de mí y dispare a estos demonios!

– Pero, ¿Qué dices, Nicolo? –sonrió nerviosa.

– ¡Capitán!

– Que no va a seguirte el juego –repitió Levi.

– Nicolo... –se levantó.– ¡Escuchen, demonios! –apuntó con su rifle.– ¡Marley no escuchará a los de sangre corrupta! ¡Jamás compartiremos sus copas de pis de cerdo!

– ¡¿Qué?! ¡¿Estás seguro de que quieres insultarnos?! ¿No ves el titán que tienes detrás?

Todos giraron, viendo a Eren. El hombre volvió la vista hacia adelante, corrió hacia la punta del barco y apuntó de nuevo.

– No nos doblegaremos ante los titanes. ¡Esta es la respuesta de Marley!

Hange se ocultó tras una roca antes de que él disparase. Un disparo sonó de pronto, sorprendiendo a todos; una de aquellas militares le había disparado al Capitán.

– ¡¿Qué haces, Yelena?! –gritó, apuntándole.

Ella le apuntó a él también. Unos más sacaron sus armas, apuntándole a otros.

– Suelta el arma.

Un joven de piel oscura tomó a aquel hombre y le apuntó con su arma.

– ¿Qué...?

– Haz lo que dice.

Yelena se quitó su casco y miró a aquella mujer de lentes.

– Agradecemos la bienvenida, señora Hange –sonrió.– Aceptamos ese té.

Hange y Levi la veían con sorpresa. La rubia giró, mirando al titán tras ellos.

– Quería conocerte, Eren.

[Distrito Stohess, Muro Sina]

Kaori llamó a la puerta. Satomi bajó las escaleras, se dirigió hacia ella y la abrió.

– Oh, hija –sonrió.

– Traje lo que me habías pedido, madre –enseñó las bolsas.

– Ah, déjame ayudarte.

La mujer tomó algunas de las bolsas e ingresó a casa junto a su hija, quien cerró la puerta con el pie. Se dirigieron a la cocina, para dejar las cosas y guardarlas.

Freedom 🗡️ Levi AckermanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora