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Había sido difícil subir las escaleras del viejo edificio hasta el tercer piso con una nena durmiendo, un paquete misterioso y un embarazo de siete meses; sin embargo, su curiosidad era lo suficientemente grande como para encontrar la forma de hacerlo. Gracias a ello ahora un pelinegro se encontraba cortando la cinta de embalaje de la caja mientras que un rubio mordía sus labios nervioso por ver el contenido.

-¡¿Pediste lencería y consoladores?! -gritó asombrado Tae y con sus ojitos brillando por la cantidad de cosas que jamás había visto antes.

-Qué vergüenza... -murmuró el rubio con sus mejillas teñidas de rosa tratando de de taparlas con sus manos.

Eran cosas lujosas que antes de ser simples juguetes sexuales, parecían ser adornos bonitos que gritaban ser demasiado caros. ¿Por qué tenías que pedir justamente eso Park Jimin? Podría fácilmente culpar a su lobo de todo, pero sabía muy bien que cuando era más joven y sin una hija estas cosas eran algo cotidianas para él.

-¿Puedo llevarme algunos? -puso su mirada tierna dispuesto a lograrlo-. Me gusta este, este y este.

El rubio asintió, igual no pensaba usarlos, al menos no por ahora. Pero quizás en su próximo celo puedan servir... Con eso en mente decidió quedarse con los regalos.

-Sí claro, llévatelos -pareció pensarlo un poco, pero finalmente decidió preguntar-. ¿Los piensas usar?

-Claro -respondió confiado-. Seokjinie dice que me veo bonito aunque esté gordito -sonrió con aquella típica linda sonrisa cuadrada mientras guardaba en su bolso unos conjuntos de lencería y otras cosas que decidió llevarse.

Gracias a la acción de caridad, la caja ahora se veía más vacía. Por lo que una tarjeta que yacía al fondo comenzó a sobresalir llamando la atención de los dos omegas curiosos.

-¡Lo sabía! ¡Ahí está la carta de extorsión!

-Qué dramático -tomó la carta y la abrió dejando a la vista una bonita letra en color negro-. ¿La leo en voz alta?

Asintió y la fuerte voz de Taehyung comenzó a leer confirmando que definitivamente no era algo para extorsionar, todo lo contrario, parecía que el extorsionador sería Jimin.

"Hola lindo (me gustaría poner aquí tu nombre, pero lastimosamente no lo sé). No te molestes por mi atrevimiento, no lo hice con la intención de incomodarte o algo así. Siento que llamarte anoche no fue simple coincidencia, es más, lo llamaré destino, así que me gustaría pedirte que sigamos hablando y conociéndonos más, te prometo que no te arrepentirás. Por cierto, yo estoy más que dispuesto a seguir mandándote regalos si es que me lo permites.

-Jeon"

-Woah, enamoraste a un viejo ricachón -exclamó apenas terminó de leer-. Tiene un buen apellido.

Mimi por su parte no sabía cómo reaccionar o qué debería hacer. Debía admitir que su lobo estaba inquieto y parecía de alguna forma emocionado por todo. Pero su parte racional le decía y recordaba que se trataba de un alfa desconocido de cuarenta y tantos años que posiblemente tenga familia o que pertenezca a la mafia. Así que su respuesta definitiva era no.

-Llamaré a Hobi para que me ayude a encontrar un nuevo departamento.

-¿¡Qué!?

-Tengo miedo Tae -se sentó en el sofá-. Sí, llegó el paquete tal como dijo. ¿Pero luego?

Kim se sentó a su lado y apoyó su cabeza en el hombro de su amigo. Sabía que tenía razón en ser precavido, pero a su juicio, él sólo veía a un alfa que al parecer quería conquistar a Jimin, ¿había tanto que temer por eso?

-Sabes que mudarse no es sencillo y necesitas mucho dinero para ello. Nosotros te podríamos ayudar...

-No, no Tete. El bebé ya está en camino y lo que ustedes más necesitan es ahorrar y gastar solo en él -se entristeció al ver la veracidad de sus palabras: mudarse no era fácil, y él no tenía el dinero para hacerlo.

-Tal vez solo sea un señor que se siente solo y no tiene con quien gastar su dinero. En ningún momento dijo que tú debías hacer algo más aparte de hablar con él.

Analizó las palabras de Kim. El pelinegro podía ser muy bromista a veces, pero cuando es el momento él se pone muy serio, como ahora, y dice cosas que necesita oír.

-¿Entonces qué debería hacer?

-Uhm... ¿No es el cumpleaños de Hae en unos meses? -asintió-. Podrías aceptar sus regalos, ahorrar para hacer esa fiesta que tanto quieres y luego veremos qué hacer.

¿Una fiesta para su bebé sin tener que escatimar en gastos? Sonaba como un sueño, porque su princesa merecía todo eso que a veces con sus trabajos independientes no podía cumplir. Aunque podría ser peligroso, no solo por ser un potencial extorsionador, sino que como siga diciéndole cosas como "lo llamaré destino" en una de esas terminaba por creerle. En eso la voz gruesa y rara volvió a su mente, sí claro, no hay forma en la vida que se enamore de esa voz de viejo. Con eso en mente, asintió.

-Bien -respondió no muy convencido-. Tú que por alguna razón pareces ser experto en esto, dime qué hago ahora.

Volvió la sonrisa pícara a la cara del menor y miró a Jimin de una forma que asustó al contrario, tenía un plan y parecía que no le iba a gustar.

-¡Debes agradecer la lencería enviándole fotos de ella!

Baby [kookmin au]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora