➸4:03.

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Abrió lentamente sus ojos sintiendo la pesadez sobre estos y estiró sus brazos, tratando de desperezarse. La luz del sol filtrándose por un espacio entre las cortinas lo despertó por completo, soltó un quejido leve y bostezó una última vez. De ser otra la situación, Jimin se estaría repitiendo a sí mismo que nunca más volverá a quedarse despierto hasta tan tarde. Sin embargo, no se arrepentía de quedarse en su teléfono hasta las cuatro de la mañana.

-Uh ya son las once... -murmuró mirando su celular, pero cuando reparó en unas notificaciones que estaban debajo de la hora, no pudo evitar sonreír.

Había comenzado a acostumbrarse a los mensajes de buenos días y buenas noches, e incluso él había comenzado a mandarlos también. Al ver sus mensajes, fragmentos de la noche anterior le vinieron a la mente de cómo habían comenzado hablando en la tarde y terminaron hasta la madrugada. Todo comenzó cuando la tarde anterior Jimin fue al supermercado y se encontró con uno de esos chocolates que recordaba son el placer culposo de Jungkook.

"¿Y si llevo uno de estos chocolates a nuestra cita de mañana?"

La reacción del alfa lo puso muy contento, de alguna forma siempre era este quien le compraba cosas y consentía, pero le hizo sentir bien saber que con un pequeño detalle como este, él también podía hacerlo feliz de alguna manera. Entonces compró muchos chocolates, estaba listo para su cita. Pero al llegar a casa la conversación siguió y siguió, y así el tiempo voló gracias a la química que tenían ambos.

-Haerin es hora de levantarse -movió un poco a la pequeña que aún dormía a su lado.

Al no recibir respuesta decidió dejarla un rato más, al fin y al cabo no tenían planeado nada hoy y la niñera llegaría hasta tarde. Mientras tanto él aprovecharía en hablar un poco más con el alfa.

Baby [kookmin au]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora