➸5:03.

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-Me gusta mucho este lugar -murmuró Mimi sintiendo la arena en sus pies.

Habían caminado unos minutos por la playa luego de que ambos decidieran quitarse los zapatos para disfrutar más la experiencia. El lugar era silencioso y privado. Parecía una especie de boulevard, por un lado playa y arena y por otro veredas y árboles.

-Vivo cerca de aquí, podríamos venir cuando quieras -respondió aún tomado de la mano del pelirrosa.

La cita estaba saliendo tal cual había imaginado, y estaba disfrutando mucho de la compañía del omega. Además que toda la atmósfera tan hermosa le hacía desear que no terminara aún. Presentía que poco a poco había logrado conquistar a Jimin, y se sentía dichoso por ello. Porque según le había contado el mayor antes, este no era de entregarse y transmitir cariño con facilidad. Pero aquí estaban los dos tomados de las manos mientras caminaban por la playa mientras intercambiaban miradas y sonrisas.

-Está bien -respondió-. ¡Mira Koo unos columpios!

Cualquiera que los viera ahora corriendo como dos niños hacia los juegos no sería capaz de notar la diferencia entre sus edades. Porque en cuanto uno ve un columpio, se le olvida por completo la edad. Y fue bonito cuando se dieron cuenta que los dos estaban emocionados y ansiosos, las aventuras con compañía son mucho más divertidas.

-¡A que no me ganas! -gritó el castaño estando ya a medio camino para llegar.

-¡No es justo, tú empezaste primero!

Fue Jungkook quien llegó más rápido y se sentó en uno de los dos columpios que había, sonriendo con picardía al mayor quien hizo pucheros ante su derrota. Por lo tanto, se sentó resignado en el columpio que quedaba, pero grande fue su decepción cuando al intentar agarrarse de las cadenas notó que este estaba roto, y que no iba a poder columpiarse. A diferencia de él, el menor ya estaba en los aires con una sonrisa de oreja a oreja ajeno al problema del pelirrosa.

-Hey, ¿por qué no te columpias? -preguntó el alfa que se detuvo al notar que Jimin seguía quieto en su sitio.

-Está roto -soltó triste, pero luego un foquito se prendió en su mente.

Pensó que hacerle una jugarreta al castaño no estaría mal, se lo merecía después de hacerle creer como más de un mes de que era un señor viejo.

-Puedes usar el mío si quie...

Solo le faltaba una sílaba pero aún así la dejó en el aire, porque un atrevido omega sin previo aviso se sentó en sus piernas, acomodándose para entrar también él en el columpio que sí funcionaba.

-Bien, ya puedes columpiarnos -habló con voz dulce dando unas palmaditas en la pierna del contrario.

El menor no se había dado cuenta que había comenzado a retener el aire. Le había agarrado desprevenido, ¿de dónde había salido eso? Su mente colapsó en ese momento, literalmente tenía al omega sobre sus piernas y este hacía como si nada, ¿era él el único alterado?

-Jungkookie, el columpio.

-Ah sí, sí -tartamudeó.

Después del regaño de Jimin, decidió colocar sus brazos por delante de las cadenas para luego entrelazar sus manos abrazando al más bajo, porque ante todo primero está la seguridad. Y finalmente dejó a sus pies llevar la situación, dando unos pasos hacia atrás para luego soltarse. El aire chocaba contra sus caras haciendo que el cabello de Jimin hiciera cosquillas a Jeon. El columpio cada vez se balanceaba más alto ganándose más risas de los dos, que parecían reír como dos niños felices. Bueno, eran dos niños felices y tímidos, conociendo de a poco lo que era el amor. Porque dicen que si hasta las más pequeñas cosas te hacen sentir esa calidez en tu corazón, es porque ahí es.

-¡Más alto! ¡Más alto! -pedía Jimin con emoción en su voz.

La risa del castaño se escuchaba más bonita al lado de sus oídos y las olas no hacían justicia con sus emociones. De un momento a otro los albergó un sentimiento distinto al que antes habían sentido. Después de unos minutos, el columpio había comenzado a detenerse terminando finalmente por quedarse quieto mientras los dos chicos recuperaban el aire por haber reído tanto y por todo el esfuerzo que tuvieron que hacer para mantenerse en el aire.

-Fue divertido -susurró el pelirrosa girando un poco el cuello para voltear a ver al alfa.

La cercanía entre ambos era notoria, probablemente sólo eran unos centímetros los que los separaban. Jungkook traía sus ojitos muy abiertos y con un brillo bonito, que parecían hipnotizar al omega impidiendo que éste rompiera el contacto visual. Sus labios estaban entreabiertos, dudosos de si ir más allá. De repente comenzó a sentir un rico olor a chocolate invadirlo, el amargo aroma parecía envolverlo y sintió a su lobo saltar emocionado por ello, ¿hace cuanto tiempo se había desconectado de su parte instintiva? Ahí fue cuando reaccionó, los pocos centímetros pasaron a convertirse en más de un metro en un santiamén. Jimin se había alejado abruptamente dejando al más joven sorprendido por ello, pero se sorprendió aún más cuando reparó en los ojos llorosos del omega y cómo sus labios habían comenzado a temblar.

No podía ser, estaba sucediendo de nuevo.

Baby [kookmin au]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora