CASADA CON KIM TAEHYUNG | KTH | saga #3

catorce

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capitulo catorce

Taehyung me deja sobre la cama, quito mi brazo de sus hombros y me siento mejor una vez que me ayudo a subir a mi recamara. No se que hora es pero seguro son más de las once de la noche. Deja sobre el buro de madera la bolsa con los medicamentos que la doctora especialmente me ha dicho que consuma para que mejore.

Los resultados estuvieron una hora y media después de que mis padres se fueron, dormí y fingí hacerlo. En los exámenes de sangre indicaron un nivel alto de estrés, lo cual me causo migraña extrema, si no hubiese ido al hospital eso se hubiera puesto más feo, no me lo puedo imaginar, si sentía que me moría entonces quizá esta vez lograba morir de migraña.

Me inyectaron una dosis grande de no se que medicamento pero gracias a él ahora me siento mejor. Si para mañana o dentro de dos días vuelve el dolor esta vez tendrán que internarme y ver a fondo que hay más allá de la migraña.

— Las medicinas son cada ocho horas, no se te olvide tomarlas. -solo asentí con la cabeza- Te traeré una botella de agua para que puedas tomarlas aquí sin tener que ir a la cocina.

— Si.

— ¿El dolor se calmo?

— Si.

— ¿Dormirás? Deberías hacerlo, es tarde.

— Si.

— ¿No quieres nada? Las empleadas se fueron pero puedo traerlo.

— No.

—suspiró- Esta bien, me voy, descansa Hyun Mi.

— Si.

Sale de la recamara sin decir más. Una vez la puerta esta cerrada, estiro mi mano hasta el buro para apagar el foto de la lampara de noche. Paso saliva en busca de quitar el nudo en mi garganta. Maldita sea, no dejo de pensar en lo que dijo mi madre hoy.

De todas las cosas que me ha dicho, nunca pense que diría que merecía algo maligno por ser como soy. No se que quiere, no se que más quiere de mi, me case como dijo, no entre a la universidad porque ella me dijo que no lo necesitaba y que no lo hiciera, me aleje de personas porque ella me dijo que serían malas para mi. Ella no ve todo lo que he hecho para poder ser una hija ejemplar.

Ahora no me va importar si soy lo que ella nunca quiso que fuera.

He recibido regaño tras regaño pero nunca un abrazo o un: lo has hecho bien hija. Nunca.

No puedo soportar más mi llanto, suelto un sollozo pero intento callarlo con mis manos. Me recuesto en la cama, abrazo una de mis almohadas intentando buscar calor o algún tipo de consolación, en una almohada, no puedo creer que he llegado a esto.

Nunca me había sentido tan sola. Voy en contra de la marea.

Ya no puedo más. ¿Debería solamente... Irme?

.

Estoy regando las rosas del jardín ya es algo tarde, el sol esta ocultándose de a poco. Hacerlo me recuerda a cuando solía hacerlo demasiado en casa de mis padres, deben estar marchitas ahora, nadie las regara si no soy yo. Es de lo único de lo que me siento orgullosa, a parte de tocar el piano.

— Señorita Kim.

— Ah. -doy un brinco pequeño del susto- Dios, me asustó.

—sonrío después hizo una reverencia- Lo siento, no quería hacerlo. -también sonreí-