CASADA CON KIM TAEHYUNG | KTH | saga #3

dieciséis

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capitulo dieciséis

(en las siguientes actualizaciones tendrán capítulos largos)

Doy un brinco del susto cuando cierra la puerta con fuerza. Mi corazón sigue latiendo contra mi pecho, no puedo creer que respondí al beso y que si no lo hubiera detenido hubiéramos cometido el peor error. Porque lo sería, un error.

Si Taehyung y yo llegamos a meternos siquiera una noche... No me imagino lo que pueda pasar, no, se supone que esto nunca debió pasar. No se con que cara lo voy a mirar mañana.

Ni siquiera me quite lo que tengo puesto, apague la luz y me recueste en la cama maldiciéndome mentalmente. No creo poder superar esto, debí haberle puesto seguro a la puerta o algo.

Debí, debí, lo digo como si pudiera regresar el tiempo.

—suspire- Tu solita te has metido en esto Hyun Mi. -me digo a mi misma-

El sueño y cansancio que tenía ha desaparecido completamente. Miro al techo una y otra vez, doy vueltas en la cama, cierro mis ojos pero no puedo dejar de pensar en ese beso... Simplemente no puedo y creo que me voy a volver loca.

¿Eso era lo que quería decirme? ¿Qué el no fue el único que la paso mal? ¿Enserio? Aunque... Tampoco dejo de pensar en lo que me dijo.

Me siento de repente en la cama, con la espalda contra la pared y una almohada entre mis brazos. Me dijo que no fui la única que la pasó mal, pero... ¿Mal en qué aspecto? ¿Porqué lucho tanto para decirme eso?

Todo es una mierda, totalmente.

.

— Eres un jodido idiota. -golpea su cabeza con una de sus manos, cierra sus ojos con fuerza y así mismo la puerta de su cuarto- ¿Porqué la bese? ¿Porqué, porqué?

Se deja caer sobre la cama de espaldas. Su cabeza le da vueltas gracias a lo borracho que esta, pero por más que beba alcohol no le afecta al tener que recordar el error que ha cometido.

Si, para él también es un error. Aunque en realidad...

— ¿Porqué se sintió bien? ¿Porqué... Me gustó? No no.

Sus manos están en su cabeza, nunca se había sentido tan arrepentido de algo, si bien no aceptara que lo hizo por gusto, se arrepiente de haberlo hecho como lo hizo, es ese estado.

— Maldita sea, ¿porqué no me controle?

Su mirada baja a su entrepierna. Se maldice más cuando ve su erección, claramente no pensó las cosas con la cabeza correcta. Se pone de pie abriendo su armario, toma enseguida la botella de whisky que tiene bien escondida. Abre la botella y bebe de golpe, dando unos cuantos tragos.

No paso demasiado para cuando se sintió totalmente perdido. Malísima idea seguir tomando, pero en este caso no es un hombre maduro como debería ser. No quiere enfrentar sus problemas, y no lo hará por ahora.

Camina al buro lado a su cama para tomar su celular y buscar el contacto. Ni siquiera tuvo que decir demasiado para que contestaran su llamado de una.

— Ven a mi casa... Entra por la puerta trasera.

— Sabía que me llamarías. Voy enseguida, besos.

Cuelga la llamada para volver a beber de la botella, su garganta arde pero no piensa detenerse. Será inútil, pero por un momento quiere olvidarse de lo que hizo.