II: Soberano de Bohemia y Aragón

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Brianna
 

~♛~
 

Los rayos del sol adentrándose por los ventanales me hacen abrir los ojos por la molestia que causa la claridad. Fue difícil conciliar el sueño, por lo que he tenido que vivir los últimos días y por lo que tuve que presenciar la noche anterior. 

¿Quién en su sano juicio tiene relaciones sexuales en el balcón de sus aposentos sabiendo que tiene invitados que podrían ver?

«Dios mío» siento una vergüenza que no me dejará salir y ver a la cara al Rey Daeron después de que me viera observándolo tener sexo. Aún no me lo creo y mi estómago se revuelve con nerviosismo al recordar. 

Entro al cuarto de baño para hacer mis necesidades e higiene, al salir me encuentro con las mismas doncellas de anoche en la entrada de la habitación, se reverencian ante mí y se acercan a quitar la bata que rodea mi cuerpo. 

—Hemos traído un vestido para usted, ya que no ha traído equipaje. 

Observo encima de la cama un hermoso vestido negro con detalles de brocado dorado en la zona lateral del corsé y en la orilla inferior de la amplia falda.

—Gracias, es muy bonito. —respondo con una sonrisa forzada. Es obvio el porqué de un vestido negro, «luto» acabo de quedar viuda pero no quiero aceptarlo. No quiero pensar en eso y a cada segundo me lo recalcan.

No quiero ser grosera, pero tampoco quiero que se demuestre mi susceptibilidad ante los demás, así que me adhiero a una actitud neutral que no muestre ninguna expresión. Me cambio con ayuda de las doncellas, quienes comienzan a peinar mi cabello haciendo moño recogido dejando caer dos mechones a los lados y colocando un tocado con diamantes dorados que combina con los brocados. Me observo en el espejo por un momento, me veo bien, pero no como debería.

«Agh, necesito mis coronas» 

Observo que también trajeron cosas para maquillar mi rostro. 

—No quiero nada exagerado, por favor. 

—Está bien, Majestad —toma un poco del khol con un pequeño cepillo y comienza a pasarlo suavemente por mis pestañas, haciendo que se alarguen más mientras que la otra doncella coloca dos toques de colorete en mis mejillas. Para finalizar ponen un bálsamo de malva rosa triturada que deja mis labios de un tono color rosado. 

Me levanto para salir de la habitación y me encuentro en la puerta con Raimond que no se ha movido de allí desde anoche. 

—Buen día Raimond —le ofrezco una sonrisa.

—Majestad —realiza una reverencia como muestra de saludo—. Los otros guardias se fueron a descansar hace un rato. 

—¿Y tú has descansado? —lo veo negar con la cabeza y lo observo seriamente—. También tienes que descansar tú Raimond, necesito que tengas fuerzas y no que enfermes por no descansar —veo su mirada de preocupación—. Mira, se que te preocupas por mí y es tu trabajo hacerlo, pero...

—Yo no lo veo como un trabajo mi Reina, yo le sirvo firmemente por honor y por admiración, usted es la dueña de mi eterna lealtad, desde que me nombró su Alférez Mayor y Guardia Real he prometido protegerla y dar mi vida por usted si es necesario. —Me mira fijamente y mi alma se llena de orgullo, al darme cuenta de que la gente que he tenido a mi alrededor, están a mi lado porque creen en mí, desean estarlo.

—Por eso mismo quiero que estés en la mejor condición siempre, eres mi Guardia y hombre de confianza, te necesito muy sano, aparte de que no quiero que nada malo te suceda, tu esposa me odiaría —admito, haciéndolo reír—. Además, ya estamos en una zona relativamente segura, el Rey Daeron prometió protección, y aunque no debemos bajar la guardia podemos estar un poco tranquilos. Ahora, bajemos a desayunar y luego irás a descansar ¿Entendido?

Kingdom: Fire will Reign [Fire I] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora