XVII: Sin cohibiciones

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Brianna

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Aún en los caballos, arrancamos rápidamente hacia los cuarteles del ejército, Dante toma un caballo y nos sigue. Al llegar nos bajamos de un salto, corriendo hacia los soldados que afilan sus espadas.

—¡Reúnelos a todos! —le ordena el rey a Dante—. ¡Salgan todos! —grita fuerte.

Los soldados comienzan a salir extrañados por los gritos de Daeron. Se van acercando confundidos para formarse.

—¡Formen filas, rápido! —les grito ahora yo para que apuren el paso.

Dante ha pasado la voz y ordenado a varios guardias que lo ayuden a reunir a todos los hombres, que comienzan a llegar corriendo uno tras otro. Al cabo de unos diez minutos todos nuestros hombres se encuentran alineados al frente prestando atención. No veo a Raimond por ningún lado así que asimilo que no está al tanto aún de la situación.

—Hemos recibido la noticia —comienza Daeron—. De que hombres del ejército alemán se acercan a nuestras tierras, así que ha llegado el momento de prepararse para pelear, junten sus armas, preparen a los caballos, tomen sus mejores escudos y armaduras. Espero que estén bien preparados para defender a Bohemia —le habla a sus hombres—. Y dar lo mejor de ustedes para recuperar Francia —ahora se dirige a los míos—. Partimos en dos horas.

Rompen filas y se apresuran a preparar todo. Daeron y yo volvemos al palacio con Dante para buscar una solución estratégica que nos ayude con el reciente problema. Envío a uno de los guardias en busca de Raimond para que nos encuentre en el salón de reuniones.

Estoy abrumada y mi respiración es entrecortada, nos han tomado por sorpresa y no podemos permitir que se salgan con la suya. Mientras vamos a paso apresurado voy pensando en qué podemos hacer para salir victoriosos de esta.

Llegamos al salón donde ya se encuentra Raimond, que fue informado por otro guardia de lo que ocurre. Nos encerramos y vamos directamente a la mesa donde se encuentra el mapa de las tierras de Bohemia.

—Sé que estamos en una situación desesperada, pero debemos tomarnos el tiempo de pensar con claridad. —Comenta Raimond, tratando de apaciguar la pesada tensión que hay en el lugar.

Tiene razón, así que me concentro sin dejar de mirar el mapa, inhalando y exhalando para sacar de mis pulmones la rabia desmedida que me causa desasosiego. Y entonces veo la salida en un rincón...

—El informante dijo que llegarían después del amanecer, para eso faltan unas once horas, aquí —señalo en el mapa un espeso bosque cerca de Ústi—. Para llegar aquí hacen falta ¿cuánto? ¿tres horas?

—Aproximadamente, Majestad. —Me confirma Dante.

—Si llegamos allí a la medianoche, podremos comenzar a preparar el terreno a nuestro favor y sorprenderlos nosotros a ellos. Los esperaremos allí para atacar. Porque lógicamente tienen que pasar por este camino —señalo el punto con mi dedo—, para poder llegar a Praga, no hay otra ruta o desvío que puedan tomar. Allí está nuestra oportunidad de ventaja.

Los tres me miran sorprendidos por lo que se me acaba de ocurrir.

—Es usted la mejor monarca que ha existido, Majestad. —Expresa Raimond, quién me halaga con sus palabras.

—Gracias, Raimond —sonrío—. Ahora vayan rápido a dar aviso a nuestros hombres de lo que haremos, reúnan también a los peones para que nos ayuden a preparar el terreno, que lleven sus herramientas y madera en las carretas.

Dante y Raimond salen a toda velocidad del salón, dejándome sola con el Rey, que me observa con una sonrisa y siento la admiración en su mirada.

—Raimond me ha robado la palabra de la boca —admite—, además de todo tu cuerpo, quisiera besar tu cerebro también. Eres una estratega militar en todo su apogeo. El paradigma de Sun Tzu. ¿Por casualidad serán parientes?

Kingdom: Fire will Reign [Fire I] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora