XII: Un escape necesario

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Maratón Kingdom 3/3

Brianna

~♛~

La pesadez en mi cuerpo no me permite moverme con facilidad, me lastima hasta abrir los ojos, pero intento hacerlo suave y lentamente, la dosis del sedante ha sido fuerte. Quizás por eso no siento el dolor como debería.

Cuando logro abrirlos, mi visión aún está nublada pero parpadeo sutilmente para recuperar el enfoque. Courtois y Rogerio están de pie a un costado de la cama, conversando entre susurros para no despertarme.

¿Dónde está él?

¿Por qué no está la persona que quiero ver?

Su rostro es lo último que recuerdo antes de haber perdido la consciencia.

Trago con dificultad y no sé porqué se hace un nudo en mi garganta. Quizás el sedante me tiene más nostálgica, mi mente se encuentra en un bloqueo por el trauma, según el doctor, ya que lo último que recuerdo es haber despertado en esa putrefacta celda.

Me dan ganas de toser y lo hago cuidadosamente, Courtois se percata de que estoy despierta y casi da un brinco hacia mi.

—¡Santo Dios! Mi niña, mi querida Brianna —se acerca y comienza a besar el dorso de mi mano—. ¡Gracias al cielo que estás bien! Tuve miedo, tuve mucho miedo. Quise ir corriendo a buscarte pero nadie me dejó.

—Todos saben lo importante que eres para mí, no dejarían que te pusieras en peligro. —Sonrío con dificultad.

Rogerio también se acerca, me observa con ojos tristes y tiene las manos dentro de sus bolsillos.

—También quise unirme a la búsqueda —habla el portugués, por primera vez—, pero sabes lo necio que es Daeron y me prohibió la salida del palacio. Pero doy gracias a Dios porque regresaste con vida, Bri.

Sé que Daeron está harto por la presencia de Rogerio aquí y últimamente lo ha tratado peor por nuestro acercamiento, así que no dudo que sea verdad.

—Lo sé, Rogerio y muchas gracias.

—¿Quieres descansar un poco más? —Pregunta preocupado Courtois.

Les doy un leve asentimiento y ellos se despiden para dejarme sola nuevamente. Cierro los ojos, que me pesan mucho, sumiéndome en un profundo sueño.

~•~

Han pasado varios días desde mi terrible desgracia, ahora ya puedo caminar con más facilidad y los golpes han disminuido gracias al ungüento que me dio el doctor. Lo que aún duele más es mi costilla del extremo derecho, en ocasiones se me dificulta el respirar bien.

Todos han estado muy al pendiente de mi, no podría quejarme de eso. Hasta el mismo Daeron, quien me había dicho que me alejara de él. Haberlo visto en el momento en que más lo necesitaba volvió a revolver los sentimientos dentro de mí. De no ser por él, probablemente habría fallecido en el bosque mientras trataba de llegar aquí.

Ya puedo salir de la alcoba después de tantos días postrada en esa cama. Lihena y Zanet que casi nunca se despegaron de mi lado, me ayudan a vestirme con mucho cuidado, ya que tienen miedo de lastimarme.

No uso un vestido con corsé, porque ajustarlo sería un infierno para mis costillas, Lihena trenza dos hebras gruesas de mi cabello y las une atrás de mi cabeza con un bonito broche, coloca la corona sutilmente mientras Zanet abrocha el collar en mi nuca.

—Está lista, Majestad.

Engancho cada brazo entre los de ellas y salimos sonrientes de la alcoba. No camino tan rápido por temor a que vaya a doler más tarde. En el camino vamos conversando sobre lo que queremos hacer ahora que puedo salir nuevamente, necesito aire fresco después del abismal encierro.

Kingdom: Fire will Reign [Fire I] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora