XXVIII: Judas

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Un mes después...


Brianna


~♛~


Camino de un lado a otro por el puerto, mordisqueando nerviosa mis uñas mientras observo intercaladamente el suelo y el barco que se acerca. Desde que Raimond me avisó que se aproximaba el barco donde viajaba Courtois, viajé hasta el puerto a velocidad para recibirlo.

Sin mucha novedad, este mes he estado enfocada en mis entrenamientos y los de mis hombres. Ignorando la presencia de Daeron, quién me hizo caso al alejarse de mí como se lo pedí. Si él no cree en mi palabra y sólo está empeñado en buscar excusas para alejarme, es su problema.

Sigue doliendo cada día pero no hay tiempo para desfallecer, me mantengo ocupada con mis deberes y planteamientos para la guerra. La construcción de catapultas está lista, los hombres están más que preparados, así que solo falta la estrategia final, espero que Courtois la haya traído para mí.  

El barco arriba a las costas, la tripulación deja caer la rampa de madera para comenzar a descender al puerto. Logro ver a Courtois con un hombre a su lado, la emoción no me cabe en el pecho, esbozando una sonrisa de oreja a oreja. «¡Lo logró!», corro hacia ellos y abrazo a mi Consejero, estoy feliz de que regresara ileso y de que convenciera al hombre de venir.

—Mi querido Courtois, no te imaginas cuanto te extrañé.

—Mi reina, yo también a usted —me suelta y observa al hombre que lo acompaña—. Majestad, Normand Pilaanis. —Me presenta al hombre que se encuentra a su lado.

—Reina Armstrong —hace una reverencia—. Es todo un honor conocerla, y más aún poder ayudarla en lo que necesita.

—Muchas gracias, señor Pilaanis —sonrío complacida—. Por favor, viajemos de vuelta al palacio, deben estar exhaustos, viajar en barco es muy incómodo.

Regresamos al palacio luego de unos días de viaje en el carruaje. El puerto está un poco alejado ya que cerca de Bohemia no hay costas. Al llegar, envío a que le sirvan de comer a Courtois y Normand, mientras que habilitan una alcoba para él. Debe comenzar a trabajar cuanto antes porque el tiempo estipulado está llegando a su fin.

Me reúno con Memphis para que prepare una reunión el día de mañana con el Consejo de Guerra, les presentaré a Normand para comentarles sobre mis planes. Por el día de hoy lo dejaré descansar porque sé lo pesado que puede ser trasladarse en barco desde un lugar tan lejano como lo es Jordania.

El día de hoy había planeado una cita con el Rogerio, quien había estado enfermo la semana anterior, me comentó que tenía ganas de salir a tomar aire fresco y dar un paseo. Así que planeé un picnic con postres que me había comentado que le gustan «tartaletas de frambuesa, panecillos de canela y trufas de vainilla». Voy por la canasta a la cocina, mientras Rogerio me espera a las afueras del palacio.

El camino hacia los jardines es tranquilo y callado, llegamos a una zona donde hay una hermosa vista y decidimos quedarnos allí, me siento en el césped cuidadosamente, el portugués también lo hace pero se tumba completamente, acostándose y respirando profundo.

—Me alegra respirar el aire libre, nuevamente —cierra los ojos—. ¿Imaginas lo que sería morir en Bohemia por enfermedad? Que maldición...

—No digas esas cosas. —Le reclamo.

—Con lo que me odia ahora Daeron, no dudaría que lanzara mi cuerpo al lago —siempre intenta buscar el lado divertido de las cosas—. Por un momento pensé que éramos amigos ¿sabes? No entiendo su actitud desde hace unas semanas para acá.

Kingdom: Fire will Reign [Fire I] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora