XVI: ¿Una carrera?

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Brianna

~♛~

Subo mi pie a la silla para terminar de atar la correa de cuero en mi pierna, donde se encuentra envainada la daga que siempre llevo conmigo como protección. Recuerdo mis dos noches anteriores y sonrío embobada.

¿Quién se iba a imaginar que Daeron Firenhell no sería tan idiota como pensaba?

El día de hoy tenemos una reunión con el consejo del rey y mis dos hombres de confianza para tocar el tema de la guerra. Zanet aprieta fuertemente los cordones de mi corsé casi dejándome sin respiración.

—Vas a asfixiarme, Zanet —rio con diversión—. Afloja un poco, por favor.

—Lo siento, reina Brianna, estoy un poco desconcentrada.

—¿Está todo bien? —la miro extrañada por el tono decaído con el que me respondió.

Ella respira profundo y niega, desganada.

—Creo que mi padre está enfermando, Majestad —sus ojos se empañan y baja la mirada. Me doy vuelta para observarla mejor y tomo sus dos manos entre las mías para que continúe hablando—. Ayer que compartimos tiempo, lo pude notar, sus manos tiemblan de vez en cuando y su piel está de un tono extraño, amarillento.

—Zanet, pero puede ser algo grave. ¿Por qué no te lo ha contado? —le doy una mirada compasiva—. Seguramente no quiere preocuparte —me respondo yo misma—. Llévalo con el doctor del palacio, dile que yo doy la autorización, o si necesitan que vaya en persona a hacerlo, iré. ¿Está bien? —ella asiente y me abraza.

—Usted es un ángel. —«No es así», pero aún así no digo nada más y correspondo a su abrazo—. La quiero mucho, la queremos mucho Lihena y yo.

Mi corazón se hincha de alegría porque me complace ayudarlas. Sus vidas no han sido fáciles y necesitan ver un atisbo de luz en un mundo que para ellas ha sido oscuridad.

—Yo también las quiero mucho, tu padre va a estar muy bien, no te preocupes, ahora bajemos que Lihena debe estar esperándonos para ir a almorzar.

Me ofrece una sonrisa mientras sorbe su nariz y salimos de los aposentos enganchadas de los brazos como dos jovencitas entre risas por todo el camino.

Me da miedo llegar a contarles lo que ha sucedido con el rey Daeron, es un tema delicado porque prácticamente nos hemos estado escondiendo para no ser descubiertos, además, es su rey y le tienen mucho respeto. No debería arruinar eso. Aunque siento muchas ganas de hablarlo con alguien, un confidente con quien pueda regocijarme hablando sobre esto.

Llegamos al salón del comedor donde se encuentran todos ya, tomamos asiento y saludamos. Allí está el guapo monarca que me trae con todo el cuerpo palpitando desde ayer, nos damos disimuladas miradas de complicidad mientras nos sirven la comida. Doy un sorbo de vino a mi copa para comenzar a degustar el delicioso almuerzo de hoy. Por la puerta se asoma un hombre mayor, me parece haberlo visto antes.

—Majestad, ¿a qué hora se efectuará la reunión de hoy? —le pregunta a Daeron.

—En una hora. —Responde serio, el hombre asiente y se marcha—. Hablando de reuniones, reina Brianna —volteo a verlo ante la mención de mi nombre y le presto atención—. ¿Recuerda que nos reuniríamos minutos antes de la reunión oficial? Para conversar sobre la estrategia que me comentó ayer.

¿Estrategia que le comenté ayer?

No entiendo de qué habla.

Me mira fijamente y yo me quedo inexpresiva por unos cuántos segundos sin captar nada hasta que ligeramente abre los ojos dándome a entender a lo que se refiere. Debo seguirle el hilo.

Kingdom: Fire will Reign [Fire I] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora