VI: Balmes Romano

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Daeron 

~♚~

Ha pasado una semana desde lo acontecido con Varamyr y la reina Brianna, después de ese día las cosas se han mantenido de igual manera que anteriormente. Volvió la misma mujer apacible que conocí al principio y es como si nada hubiera pasado «pero yo lo recuerdo todos los días». Aunque trato de disipar cualquier cosa que me haga pensar en ella o en cualquier mujer.

Le he pedido a Memphis que me traiga a otra prostituta, en serio necesito drenar el fuego que siento en mi interior y le he recalcado que nunca más deje entrar a Varamyr a mi palacio. También le he dicho que les deje claro a todas las prostitutas que deben guardar respeto a la reina Brianna «si quieren conservar su lengua, o cabeza» ya que compartimos una alianza y los vasallos de ambos deben ser respetuosos y obedientes. 

Voy camino a mi Balmes Romano, una zona que únicamente yo «o quien yo autorice» puedo usar, necesito darme un baño y quedarme el mayor tiempo posible para sacar la calentura que me tortura desde hace casi dos semanas.

Los sirvientes me dejaron las bandejas de frutas y una jarra de vino a la orilla del Balmes, me despojo de la ropa que me estorba y entro por los escalones al agua fría que me espera. Suelto un jadeo de alivio al sentir la temperatura que calma mi piel ardiente, sonrío y comienzo a nadar un rato, liberando el estrés. 

Llego hasta la bandeja de frutas y tomo las uvas entre mis manos para comerlas de una en una, mientras mi mente comienza a divagar otra vez en asuntos del pasado, de mi niñez, de ver todo lo que hizo mi padre. 

Yo he sido un hombre malvado, lo sé, pero nunca habría hecho algo como lo que él hizo, por eso no quiero tener nada que ver en seguir su legado, obligando a su pueblo a amar al prójimo, a ser cristianos y profesar una fe de "bondad y salvación" cuando él hizo todo lo contrario y cosas aún peores. Todos fueron unos hipócritas. No es que no crea en Dios, en lo que no creo es en los hombres que según él designa para "guiarnos". 

¿Guiarnos a qué? «A pecar» eso sí. 

Me sirvo vino en mi copa de oro y le doy un trago largo, me la termino como si se tratara de agua. Vuelvo a servir más y le doy otro sorbo pero ahora más corto. Recuesto mi espalda con los brazos puestos en la orilla y echo mi cabeza hacia atrás cerrando los ojos y exhalando fuerte. Estoy sumido en la nada, en estos momentos no hay pensamientos, tengo la mente en blanco como quería obteniendo «por fin» un momento de paz… 

Hasta que escucho unos pasos que me hacen abrir los ojos de inmediato para direccionar mi vista hacia dónde los escuché y me encuentro con los ojos que me miran de repente. 

—¡Oh, lo siento! —se da la vuelta rápidamente cuando me ve. 

Si fuera una persona cualquiera ya hubiera mandado a apresarle para luego quitarle la vida, nadie puede interrumpir mis baños y mucho menos cuando estoy en mi Balmes Romano «privado». Y aunque por el agua no se ve lo que hay debajo si se ve mi torso desnudo.

Ya era hora de un poco de diversión para mí.

—No hay nada que sentir, reina Brianna. —Sonrío, encendiendo el tono de la seducción en mi voz. 

Ella frunce el ceño y luego alza una ceja, decidida a regañarme.

—Estaba dando un paseo para conocer bien el palacio por dentro y me dio curiosidad saber qué había de este lado. —Trata de excusarse con seguridad aunque yo huelo sus nervios hasta aquí.

—Entiendo —hago una mueca arrugando mis labios—, no hay problema y puede darse vuelta que no se me ve nada. —«Aún», me río para mis adentros. 

Kingdom: Fire will Reign [Fire I] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora