XV: Nada más importa

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Daeron

~♚~

Abro los ojos lentamente para acostumbrarlos a la incandescente claridad de la mañana que se asoma por mis ventanales. Me doy vuelta en la cama para quedar boca arriba y observar el techo, desorientado por un rato.

«Lo de anoche no fue un sueño»

Mierda, ¡no fue un sueño!

El baile terminó pasando de la medianoche y nunca me había sentido tan aliviado de haber asistido a uno. Relamo mis labios con fuerza tratando de volver a saborear otra vez los que probé anoche. Sonrío como un tonto al recordar y un cosquilleo se apodera de mi piel porque siento espasmos cuando revivo los toques de sus labios en mi piel.

Suspiro ampliamente porque —no sé por qué— pero hoy me siento más vivo que ayer. Creo que este es el sentimiento que extrañaba, que me desee una mujer que yo también deseo.

El detonante fue Ricardo, el verla interesada en él me hizo cuestionarlo todo. ¿Valía la pena seguir mintiéndome a mí mismo? En ese momento olvidé todo: la alianza, que me notara envidioso, nuestros impases y hasta que no puedo ofrecerle lo que ella merece.

Estoy casi seguro de que Ricardo lo hizo adrede con el propósito de llevarme al límite. Se dio cuenta de cómo me expresé de ella al describirla y es que fui demasiado obvio, aunque intenté redimirme, pero ella no amerita menos. Ricardo aún me conoce bien y sabe cómo sacarme las cosas sin necesidad de que salgan de mi boca. Quería averiguar si me gustaba Brianna y estoy seguro de que lo confirmó.

Respiro profundo y me levanto para lavar mi rostro en la palangana, necesito terminar de despertar y refrescar mi piel. El verano ha llegado a Bohemia para quedarse un par de meses. Camino hacia mi armario para revisarlo y encontrar qué ponerme hoy.

Me visto y salgo de mi alcoba para bajar a desayunar. A lo lejos diviso a la hermosa y radiante reina caminar junto a sus Damas «que no se le despegan» me gustaría poder saludarla como quisiera, pero claramente es imposible. Sólo puedo ver su hermoso y largo cabello perfectamente ondulado cayendo por su espalda en un peinado semirecogido con un par de trenzas alrededor.

Las alcanzo y ella se pone nerviosa cuando me ve, pero su mirada traviesa acompañada de una sonrisa ladeada me confirman que no se arrepiente de nada. Me contenta porque yo tampoco lo hago «de hecho, quiero más», me saboreo los labios para que se dé cuenta de que aún siento su elixir en ellos y ella suelta una risita burlona.

—Buenos días, señoritas. —Me dirijo a las tres.

Las Damas de la reina y antiguas doncellas hacen una pequeña reverencia ante mí y responden a mi saludo.

—Buen día, Majestad. ¿Qué tal ha dormido? —habla la pequeña provocadora sacándome una sonrisa por su pregunta.

—Magníficamente, reina Brianna. Ha sido una de las pocas noches en la que he podido conciliar un perfecto sueño y dormir plácidamente como un pequeño niño sin preocupaciones.

—Eso me alegra mucho. Seguramente tuvo un buen motivo para descansar.

—Así es —asiento—. Y uno muy placentero.

La conversación ya se está desviando demasiado y decido cortar el tema para no levantar sospechas. Llegamos al comedor donde está ya servido el desayuno y en la mesa se encuentran los mismos de siempre, excepto Dante. Imagino que está en su viaje al puerto recibiendo el pedido de armas que solicité hace varios días. Saludamos y tomamos asiento en nuestros lugares para comenzar a desayunar.

Kingdom: Fire will Reign [Fire I] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora